"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

martes, 31 de diciembre de 2013

" Por lo visto" Gil de Biedma ( 1929- 1990)




Por lo visto es posible declararse hombre.
Por lo visto es posible decir no.
De una vez y en la calle, de una vez, por todos
y por todas las veces en que no pudimos.

Importa por lo visto el hecho de estar vivo.
Importa por lo visto que hasta la injusta fuerza
necesite, suponga nuestras vidas, estos actos mínimos
a diario cumplidos en la calle por todos.

Y será preciso no olvidar la lección:
saber, a cada instante, que en el gesto que hacemos
hay un arma escondida, saber que estamos vivos
aún. Y que la vida
todavía es posible, por lo visto.

Comencé  este blog  con un poema de Gil de Biedma y me apetece terminar el año con otro suyo. Un poema que es  un  canto de esperanza. Con él  deseo un feliz 2014  a todos aquellos  que, como yo, creen que POR LO VISTO  el amor, seguir en la lucha, creer en los demás, tener ideales... ES POSIBLE.  
Envío un abrazo lleno de ternura a todos los que durante estos meses me habéis seguido. Ha sido, y espero que siga siendo, un honor para mí.

martes, 17 de diciembre de 2013

"Poema XX" de Pablo Neruda ( 1904-1973)



Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» 

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Por si alguien se quedó decepcionado la semana pasada con mi elección del poema de Neruda. Siempre es bueno recordar que la obra de un poeta es algo más que su poema más conocido. 

martes, 10 de diciembre de 2013

"No te quiero sino porque te quiero..." Pablo Neruda. ( 1904-1973)



No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

jueves, 5 de diciembre de 2013

"Los invisibles"

Una vez me contaron acerca de una persona que nació sensible; demasiado sensible para el gusto de su familia y de la sociedad que lo rodeaba. Estamos hablando del siglo pasado, ése de hace apenas unos días.
Conforme se iba haciendo mayor, esa persona entendió que era diferente del resto. No le interesaban los deportes ni el tipo de asuntos que les gustan a los hombres. No le iban las chicas.
Una vez rescató a una paloma que tenía un ala quebrada y su padre la estrelló contra una pared y le dio una tunda con el cinturón para que aprendiese a no ser tan “blandengue”. Aquel hombre dejaba a su mujer preñada siempre que tenía ocasión y presumía de conquistar con su labia a todas las extranjeras de la ciudad costera donde residían. Debió serle intolerable haber sacado de sus entrañas un hijo “así”. Sin embargo, ese hijo emigró al extranjero, trabajó “como un hombre” en los oficios más duros que había ya que no tenía instrucción para otra cosa, y sobrevivió en un mundo hostil para los que eran “como él”.
En otro lugar de Europa un hombre sufría por su condición de “diferente” también. Este en una familia acomodada, que le proporcionó estudios pero no calor. Intentaron que comprendiera que era pecado lo que sus impulsos le hacían sentir pero él, pese a todo, salió adelante. Conoció gente que se burló de sus sentimientos y otros que le correspondieron. Y aprendió a crecer con su “diferencia”.
Un buen día, el camino de ambos se cruzó y la llama que habían estado buscando encendió sus corazones y comprendieron que ya no era necesario que siguieran buscando: habían hallado a su alma gemela. Les unió el amor por los animales, por la naturaleza, por la estética bella de las cosas…Aprendieron el uno del otro. Y se amaron como una pareja de verdad debe hacerlo: en lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad… Demostrando al mundo que tener el mismo sexo no es ningún impedimento para que dos personas se quieran hasta el fin de sus días.


" Para todos aquellos que aún se sienten invisibles, para que sientan calor en lo más hondo de su corazón porque somos muchos los que rechazamos el ostracismo de los diferentes y les tendemos nuestra mano".

Licencia de Creative Commons"Los invisibles" by Mercedes Gallego is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

martes, 3 de diciembre de 2013

"De senectute " Irene Sanchez Carrión ( Navaconcejo, 1967)



Cuando yo era muy niña
las viejas se peinaban como diosas.
Me gustaba acercarme y contemplar
el sencillo ritual de cada día:
las viejas, sentadas a la puerta, 
esperaban tranquilas a sus hijas 
que llegaban alegres, bulliciosas,
a deshacer el moño del día anterior.

Con la mirada absorta de la infancia,
observaba caer los escasos cabellos
sobre los hombros secos y la espalda abatida.
Las viejas elevaban hacia el cielo su rostro
con los ojos cerrados
y no podía yo quitar mis ojos
de la piel transparente de sus sienes,
de la azulada red de duras venas,
de los largos mechones apagados.

Así avanzaba otro día,
se tejían las trenzas con esmero,
se trataban asuntos de mujeres,
a veces susurrados, 
a veces relatados con viveza,
mientras peinas y horquillas
flotaban en la blanca palangana. 

Cuando yo era muy niña
las viejas iban siempre de negro 
y vivían 
cara al sol en silencio y con los ojos cerrados, 
y se peinaban
como si fueran diosas.
Pero aquel elegante recogido que tanto me gustaba 
acababa cubierto por un pañuelo negro,
un día más, oculto.
un día más, perfecto.



" Para M. Luisa, por su aportación a esta página y por hacerme saber que me sigue  desde los inicios aunque prefiera no hacer públicos sus comentarios. Honestamente, gracias."