"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 4 de junio de 2015

LA PASIÓN DE ESCRIBIR


Escribir es magia.
La posibilidad de transmitir lo que ves en tu cabeza, pasar a letras las imágenes que se recrean en tu mente, desarrollar un argumento, dar vida a unos personajes... Ese proceso es tan motivador que cuando uno tiene la fortuna de llevarlo a cabo se siente una especie de Dios.
Inventar una historia no es simplemente narrar algo; consiste en ir avanzando en la trayectoria de unos personajes a los que debes dar cuerpo, de los que tienes que lograr que sean creíbles, que quienes los lean se emocionen o se diviertan con ellos, que los amen o les odien...
Mientras estructuras una novela pasas mucho tiempo investigando, da igual que sea de temática actual o de época, de género erótico ( hay mucho que aprender de ese campo, mucho vocabulario que dominar si no quieres caer en la vulgaridad), histórico, paranormal...Y es fascinante ir añadiendo a tu currículo información de lo más variada. Desde que existe internet ese trabajo se ha convertido en algo tan sencillo como pulsar teclas; antes usábamos fotos, periódicos, enciclopedias...pero ahora, tecleas y ya está. Un paisaje que necesitas y en instantes,“imágenes de google” te lo da. Hechos históricos para situar la acción y wikipedia y compañía te lleva de un lado a otro hasta que logras una carpeta llena de datos.
Después, quizá sólo te quedes con dos pero mientras has averiguado desde las diferentes tazas de té que se usaban dependiendo de las estaciones del año en una casa inglesa ( de postín, por supuesto) hasta el lenguaje de las flores, o los componentes para realizar ciertos platos...Para alguien tan curiosa como yo, eso es delicatessen en estado puro.
Y si consigues dar genio y figura a los protagonistas y les ayudas en sus andanzas con unos secundarios amenos – de los que los lectores siempre quieren saber más – pues... disfrutas como una enana.
Es maravilloso repasar un párrafo que tú mismo has escrito y soltar una carcajada, asombrándote de que la escena haya quedado perfecta. A menudo felicito a mis compañeros de escritura por sus narraciones porque valoro muchísimo un trabajo bien hecho, pero si considero que también lo es el mío, la satisfacción es inigualable.
Cuando algunas personas me dicen que mi libro es el primero que se están leyendo en su vida o que son los únicos de temática romántica que se “tragan” porque prefieren otros géneros ( esos son amigos, claro) , el orgullo me arrasa el corazón.
Defiendo, y siempre lo haré, la novela romántica. No la ñoña,esa no; la sentimental, la que te hace soñar con otras vidas que tú sabes que nunca podrás experimentar, la que te lleva de viaje a lugares idílicos que difícilmente pisarás un día, la que pone en tus manos ( y “te pone” como me dijo alguien con rubor en las mejillas)a protagonistas que te hacen sentir una princesa...
Soy seguidora de la novela histórica, de la negra, de la de ciencia ficción...Me encantan escritores tan dispares como Paul Auster o Scott Mariani, como Isabel Allende o Diana Gabaldón...Leo best sellers y novelas sesudas...Pero amo escribir romántica.
Disfruto escribiendo romántica.
Agradezco a la gente que lea romántica.
Y espero respeto de todos aquellos que no logran entender que tiene tanto mérito escribir una novela romántica como una “formal”...Si está bien escrita, son palabras que quedarán para la eternidad. Y los escritores nos sentiremos dioses siempre que nuestros lectores nos digan “adelante”, “me gusta lo que haces” “ he pasado una tarde inolvidable con tu historia”...
Creamos magia. Pero no lo hacemos de un modo metódico, frío. Nos sale del corazón. Por eso las historias llegan a los demás. Porque sincronizamos sentimientos y nos convertimos en los protagonistas, nos olvidamos de nosotros mismos para ser ellos durante el tiempo que tengamos abierto ese libro.
Lo dicho, magia. Pura magia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario