"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 17 de septiembre de 2015

"Sólo somos títeres"


Había llegado a esa conclusión hace mucho tiempo pero esta mañana, escuchando la radio, he decidido redundar en ello. Me come la moral ver las fotos de los refugiados ( sirios o no sirios, me da igual, tenemos el mundo lleno de ellos, kurdos, saharauis, subsaharianos...), contemplar como arriesgan sus vidas mujeres embarazadas, niños, abuelos; personas con ninguna categoría profesional y personas con carreras en sus países de origen. Gente como tú y como yo que , por desgracias del destino, les ha tocado ser protagonistas de un éxodo terrible que les aleja de sus hogares, muchos porque ya no los tienen, pero sobre todo, porque la muerte impera en sus calles. No la muerte de un asesino en serie, como en las pelis, o de un peligro eventual, no; la muerte sistemática, la de los fusiles indiscriminados ( comprados a nuestros países, no lo olvidemos), la de las bombas, los drones y otras pijerías que las grandes industrias se encargan de actualizar y convertir en objeto de codicia para asesinos que se llaman a sí mismo presidentes, o sea, dictadores.
Lo cruel es que esos dictadores negociaban – muchos de ellos lo siguen haciendo pero mientras no den la lata no son noticia – con países “civilizados” como los europeos y, por supuesto, con EEUU.
Hoy he escuchado que no conviene invadir Siria ( supongo que pesan las experiencias pasadas con Irak y Afganistán, que algunos nos preguntamos aún para qué sirvió si su población sigue en tan desgraciadas circunstancias como lo estaban antes) No se considera tal posibilidad porque hay tres partes enfrentadas, la del dictador, la de los insurgentes ( que apoyan nuestros queridos gobiernos, por lo visto preparando unos cuantos miles al año para que sean soldados “de verdad” pero se tardará un pico en montar un ejercito fiable) y los radicales del Estado Islámicos ( esos que tanto pavor nos dan por su fanatismo y que cuentan con el apoyo descarado de los señores del petróleo) O sea, que habrá destrucción durante años, hasta que no quede piedra sobre piedra y termine gobernando – a mí no me cabe duda – el tercer bando en discordia. Y luego no queremos que la gente de a pie se lance a la desesperada a cruzar mares, alambradas o lo que haya que atravesar...¡En su piel teníamos que vernos!
Protestamos, y con razón, de que ya padecemos bastantes males nosotros ( que se lo digan sino a la gente que malvive con un mísero paro, o sin él, con ayudas de beneficencias, y sin ellas) pero ¿ podemos quedarnos de brazos cruzados? ¿Podemos permitirnos ser tan insolidarios de no poner un techo y una comida caliente a esas personas que no tienen nada?
Lo que más rabia da es que somos los ciudadanos de a pie quienes nos sentimos dolidos, quienes nos prestamos a ayudar, mientras los gobiernos dirimen y gastan tiempo y dinero en discutir sobre qué hacer o cómo solucionar las cosas...No se recriminan lo más mínimo por haber sido potenciadores de esta coyuntura ni se plantean que lo siguen haciendo, que habrá más Sirias, más refugiados de todas partes del globo; porque mientras ellos juegan, o lo permiten a las grandes empresas de armamento, los desgraciados de turno querrán huir del terror. Y llegarán.
Ojalá nos seamos nosotros los que algún día también nos veamos huyendo. Ojalá ese temible enemigo contra el que poco estamos haciendo – por no querer o no poder – que es el Estado Islámico no decida que Andalucía les pertenece y nos hallemos haciendo el petate y refugiándonos en Francia. Hace unos meses yo me reía de ese comentario, pensando que mis conocidos andaluces exageraban al expresar su miedo...Hoy, me reservo la gracieta y reconsidero posiciones. Con gobiernos tan cobardes como los nuestros, escudando su poder en los que venden armas sin mirar la catadura moral del comprador , no se me ajusta la camisa al cuerpo.
Espero equivocarme. Deseo equivocarme.
Mientras, seamos solidarios. Por lo que nos pueda tocar.

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