"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 18 de febrero de 2016

"Cine, cine, cine..."



Esta semana vengo marcada por dos películas, a cual más dramática, la verdad, pero no por ello menos recomendables:
La primera, “Felices 140” de Gracia Querejeta. Era imposible no sumergirme en ella teniendo en el reparto a Maribel Verdú, Antonio de la Torre o Eduard Fernández, tres de mis preferidos del cine español y siendo ella una de mis directoras fetiche.
Confieso que entre mis sueños está que me toque la primitiva. Para algo la echo todas las semanas. No me considero una persona práctica, más bien todo lo contrario, tiendo a dale poca importancia al dinero, pero soy consciente de que sin él no se pueden hacer las cosas que me entusiasman: viajar, comer, leer o, simplemente, escribir como profesión exclusiva. Pero mira por dónde, un resquemor se ha instalado en mis entrañas tras ver la película. Sin llegar a los extremos que se describen en ella, queda la inseguridad del trasfondo que transmite: ante el dinero, ni la familia ni los amigos están libres de darte la espalda. ¡Joder! ¡Y yo que deseo organizar un crucero con toda mi gente, en exclusiva, para celebrarlo el día que me ocurra! Sueño con regalar apartamentos, automóviles, pagar hipotecas...en fin, ese tipo de regalo que imaginas que cada cual espera...ese que pondría una sonrisa feliz en sus rostros y una radiante sonrisa en mi corazón al donarlo.
Pero...¿ y si sus pensamientos son otros? Cuesta creerlo de la gente que amas, pero después de ver lo que hacen los suyos con la Verdú, entran ganas de decir “Virgencita, que me quede como estoy” y seguir en el limbo del amor y la amistad, aunque sea a base de sopa y sin segundo plato.
Hace mucho tiempo mantuve en Madrid una conversación con cinco amigos sobre lo bueno o malo de hacerte rico y todos menos dos eran de la opinión de que mejor que no; yo era una de las del sí. Mi ingenuidad siempre ha sido reconocida y normalmente me he sentido orgullosa de ella pero conforme pasan los años, y a pesar de creer en la bondad del ser humano, de la que puedo dar fe muy a menudo, un cosquilleo interno me advierte de que no me aferre a mis convicciones a ciegas, que la vida es bella, pero también muy put...
En el otro extremo se halla la segunda película de la que quería hablaros. “Truman”. Otra con dos personajes que para qué negarlo, fueron los que me llamaron a verla: Ricardo Darín y Javier Cámara. Además de que el director, Cesc Gay, rara vez me ha decepcionado. Las críticas no le daban ni siquiera un aprobado y una vez contemplada, no me sorprende; a poca gente le gusta que el cine refleje la verdad cruda, desnuda, valiente.
Un hombre con enfermedad incurable decide escoger su día final; mientras, recibe la visita de su amigo del alma, amigo que, aunque pretende disuadirle en un principio, comprende que cada uno es dueño de su destino ( o al menos de ponerle punto cuando éste se empeña en ser jodido) También está representada la figura de quien no lo acepta, en forma de familiar cercano, la cual da lugar a preguntarse ¿ qué narices hacemos los demás negándole a uno decidir sobre sí mismo? ( Ya me he postulado partidaria de la eutanasia y tengo hecho testamento vital así que ¡qué voy a decir al respecto!)
La película es valiente y tierna; dura ( lloré a moco tendido un par de veces), previsible en su final. Una crítica a la estúpida actitud general ante la muerte ( hacerse el longi cuando te chocas de frente con un amigo al que no sabes qué decir), papelón el de los cinco minutos de Eduard Fernandez ( si es que ese hombre es mi héroe), demostrando que los estereotipos son solo eso; bello el acompañamiento de Cámara, como un AMIGO con mayúsculas, ridícula la escena del tanatorio ( donde se comercia con inevitables circunstancias)... En fin, un retrato de cómo ver la muerte desde diferentes puntos de vista y de cómo la amistad es lo más importante en nuestra vida, la amistad verdadera, la que no juzga ni exige. Inolvidables papeles los de estos dos actores; no me extraña que se llevaran el Goya. Por cierto, para quien no sepa el porqué del título...Es el del otro amigo de Darín; el que demuestra cuantos tipos de amor hay. Tan hermoso como el humano.
No dejéis de verlas. De ambas se aprende. 


 

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