"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 28 de julio de 2016

Un reducto idílico


Como bien sabéis quienes me seguís en las redes sociales, el pasado sábado, 23 de julio, tuve el honor de pronunciar el pregón de las fiestas de la Patrona en Valle de Santa Ana.
Para los que no habéis oído hablar de él os informo de que es un pueblo de algo menos de mil quinientos habitantes, enclavado en un paraje de espectacular belleza donde abundan los castaños, las zarzas y las huertas. Se le suele relacionar con el Valle de Matamoros, por su cercanía ( uno en lo alto y el otro en la parte baja del valle) y con Jerez de los Caballeros por haber dependido con anterioridad de dicho municipio.
Admito no haber visitado el lugar con anterioridad aunque, como casi todos los extremeños que hemos viajado al sur, había pasado a su vera. Hoy, una vez conocido, os invito a no pasar de largo. Merece la pena detenerse y si se puede conectar con su gente, mucho mejor. Los santaneros son personas amables, correctas y en general, muy jóvenes. Es un dato que llama la atención hallándonos en un pueblo de pequeño tamaño y con inmediatez a poblaciones como Jerez, Fregenal o el mismo Badajoz. No obstante, una vez conocida la calidad de vida de la que hacen gala sus habitantes no me extraña que haya aumentado el número de nacimientos y que se estén construyendo nuevas viviendas que no desentonan con el entorno de las que forman el casco urbano.
Santa Ana cuenta con un moderno Ayuntamiento dirigido en estos momentos por un señor “de los de toda la vida”, Manuel Adame, y un grupo de jovencísimos concejales que se han empeñado en darle frescura al pueblo. La corporación tiene mayoría de IU / Verdes y se nota en el talante de estas personas sus inquietudes sociales. Los santaneros disfrutan de una piscina municipal ( a tope de actividades para los niños este verano) un campo de fútbol con equipo incluido, un precioso parque municipal, unas casas tuteladas para dar cobijo a las personas que lo necesitan, un club de ciclismo, una sociedad de pesca, un grupo de senderismo, una asociación de cazadores, grupo de teatro y flamenco y, no puedo olvidarme de ellos puesto que sonaron de maravilla a mi entrada de pregón y a mi salida, una joven y numerosa banda municipal.
Seguro que me dejo cosas en el tintero porque mi conversación con el Alcalde ( entre tapas y bebidas que hicieran mas llevadero el calor) fue extensa y entretenida. Don Manuel me resultó un señor de esos que ya no quedan, fiel al ideal de servir al pueblo y no al cargo, poco dado a alabanzas y receptivo a las críticas. No lo había visto en mi vida, pero las personas cuando son de calidad se calan y él me pareció honesto desde el mismo momento de darnos la mano. Resultó un honor que una concejal del Ayuntamiento ( a la que yo conocía por su labor como enfermera, no por sus inclinaciones políticas) pensara en mí para dar la voz de ¡Viva! a la fiesta de Santa Ana y como tal he querido pagarlo exponiendo lo que viví y sentí en su pueblo.
De corazón, no dejéis de patear sus empinadas calles y tomaros unas tapas de la mejor gastronomía de la zona del jamón, ni de enrollaros con su gente para saber más de esos monumentos de los que no me he molestado en hablar porque solo tenéis que entrar en la red para echar un vistazo.
Visitad Valle de Santa Ana si venís al sur de Extremadura. Garantizo que no os defraudará.


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