"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 6 de octubre de 2016

"Honestidad"


Hay quien aconseja que significarse es malo, que opinar en voz alta ( y ahora las redes son las voces altas del mundo) es darle la oportunidad a los demás de amarte u odiarte; no lo sé. Pero la sinceridad siempre ha estado presente en mi vida, para bien y para mal. Me ha dado quebraderos de cabeza pero jamás se me podrá tildar de hipócrita. ¿Que podría ser comedida? Pues sí, pero de los que callaron no habla la historia, a los que callaron se los terminaron llevando por no denunciar, como dice ese poema que no terminamos de saber si fue o no autoría de Bertolt Brecht.
¿A qué viene esto? A mi ideario político. Al asunto que nos trae de cabeza desde hace meses a tantos españoles. Soy una mujer de izquierdas ( habla la persona, no la escritora, aunque en realidad seamos indivisibles puesto que ningún personaje mío defenderá posturas anti sociales o anti femeninas) Decía que soy de IZQUIERDAS; nadie que me lea en este blog o en las redes se sorprenderá...Iré más lejos. Mi corazón era socialista. Quizá por influencia de mi padre, quizá porque los soñadores nos enamoramos de Felipe González en nuestra adolescencia - hasta el punto de leernos su biografía como si fuera la Biblia - aunque ahora sólo podamos sentir un profundo pesar por el mito caído; porque lloramos de emoción la noche en que Zapatero ganó a Aznar pese a que después lo hicimos de rabia... Y si ya nos mosqueamos cuando la élite prefirió colocar en la casilla ganadora a Rubalcaba en vez de a Carme Chacón...lo de Pedro Sánchez ha sido la guinda del pastel.
Ojo, no soy acérrima de Pedro – ya no lo soy de nadie - pero la jauría que se ha lanzado contra él ha terminado por romper mis lazos con ese partido que hace mucho dejó de ser Obrero y hace nada, Socialista.
Hace mucho, muchos años, participé activamente de la Iglesia Católica. Desde los dieciséis hasta los treinta más o menos combiné mis tendencias sociales con las religiosas. ¿Cómo pude aguantar tanto tiempo? Porque un sacerdote, viendo mi arisca tendencia crítica - sobre todo siendo catequista de diferentes niveles, secretaria de Cáritas y “chica para todo” - me dijo en confianza “ Comprendo que no te gusten muchas cosas de la Iglesia, pero míralo de este modo, si tu madre fuera PUTA ¿no la querrías a pesar de sus defectos? Porque eso es la Iglesia, una puta a la que hay que querer y redimir desde dentro, no dejándola de lado” Pequé de ingenua y lo creí. Hasta que llegó el momento de decir ¡Hasta aquí hemos llegado!
Mi detonante fue Ratzinger ; si ya Juan Pablo me gustaba poco, nombrar Papa al hombre que había destrozado a Leonardo Boff y la Teoría de la liberación, el que amenazó a Hélder Cámara, Ignacio Ellacuría y tantos otros, me hizo quemar las naves y renegar para siempre de esa institución.
Puedo asumir que muchas personas necesiten pertenecer a ella, que la crean redimida con la presencia de Francisco I...Les deseo suerte.
Como Jesús dice en la Biblia, de donde no te quieran, sacúdete el polvo de las sandalias y sigue tu camino.
Pues igual ocurre con mi tendencia política. Nave quemada tras este fin de semana.
Seguiré creyendo en el ser humano individual pero no en el colectivo, no en las instituciones.
Seguiré luchando codo con codo con aquellas personas que quieran hacer de su entorno un mundo mejor, pero tengo claro que no podré salvar al mundo del hambre, ni la la injusticia ni de nada parecido. Seguirá habiendo racismo, intolerancia, violencia machista, trata de mujeres...Porque el mal no es un bicho con cuernos y rabo; es algo instalado en los corazones de mucha gente, como seres ambivalentes que somos.
No por eso dejaré de llorar ante los noticieros ni me haré insensible al dolor ajeno. Pero ¡ay, capullos, del mundo, que habéis roto mi inocencia..!.No esperéis que mi voz se mantenga en silencio.
Ni espero que los que me lean y sientan igual , lo hagan.
Desde que aquí os conmino a que alcéis la voz.

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