"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 2 de febrero de 2017

"Día mundial de la radio"


En breve, el 13 de febrero, se celebra el Día mundial de la radio. Me han invitado a participar del evento y lo haré encantada porque si un medio de comunicación ha formado parte de mi vida ha sido y es la radio.
A día de hoy no hay mañana que no me levante enchufada a las noticias. Luego podré contrastarlas en otros medios – Internet o papel - pero la primera vez me llegan al oído, con los cascos puestos mientras desayuno, cocino o realizo cualquier tarea doméstica.
Por increíble que resulte, yo, que soy un tostón para los ruidos y todos me molestan, si me despierto de madrugada me planto los auriculares y vuelvo a dormirme como una bendita.
Los fines de semana son los mejores. Me reconozco seguidora incondicional de Pepa Fernández y su equipo; no hay sábado y domingo que no amanezca al son de “No es un día cualquiera”. Llevo tantos años colgada al programa como Pepa retrasnmitiéndolo. He seguido sus concursos, sus entrevistas, sus esplendidos consejos sobre libros...Disfruto con sus secciones culturales, sobre todo, aunque hay algunas gamberras que también me hacen reír. Impresionante Nieves Concostrina con sus “muertos”, Jose María Íñigo con sus viajes o sus anécdotas, Andrés Aberasturi con su sensibilidad… Para los que no conozcáis el programa, dadle una oportunidad, a partir de las ocho y media.
Pero además, no tengo sino retrotraerme al pasado para verme en el patio de mi casa, jugando por las mañanas mientras mi padre escuchaba a Luis del Olmo con su “Protagonistas”, o las tardes de verano aferrada a la odiada costura, solo amenizada gracias a los discos dedicados (¡ah, mi Bella sin alma, de Richard Cocciante !) y las radionovelas de Sautier Casaseca, con las maravillosas voces de Matilde Conesa o Juana Ginzo.
Me gusta tanto la radio, incluso como elemento decorativo, que tengo el placer de haber heredado dos bastante antiguas que lucen en mi sala de trabajo de las que no me desprendería ni por todo el oro del mundo. Espero , algún día, formar una colección (¡cómo envidio la del Luis del Olmo!)
Entre mis imágenes sentimentales siempre estarán las de mis padres escuchando la radio, ya sea por diversión o para informarse.
Así pues, quiero sumarme al homenaje que supone reconocer que este maravilloso medio sigue siendo fundamental para muchas personas en el universo.
Allá donde no llegue una imagen, siempre llegará una voz. 

 

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