"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 30 de enero de 2020

Estalla la luz


Como ya sabéis quienes me seguís, hace unos días se inauguró en Don Benito una exposición de mi amiga Sandra Lázaro. Para quienes no tenéis la oportunidad de conocer su obra en directo he decidido mostrárosla, por si alguno estáis interesados en contactar con ella y si no, simplemente para que la disfrutéis.
Añado, además, el breve prólogo que escribí para su catálogo. 
La pintura no es una simple cuestión de técnica. Si le falta el alma, se queda en una lámina bella que admiras y olvidas. Lo fundamental es que al ver el lienzo, vibremos con lo que transmite, que nos llevemos el recuerdo de esa impresión y nos regodeemos en ella después.
Esa es la sensación que provoca Sandra Lázaro con su obra. Emociona. Enamora. Encandila.
Lo consigue porque ella no traza imágenes sin más. Las plasma con esa magia que caracteriza a toda su persona, la que emite buenas vibraciones, la que al mirarte adivina tus luces y tus sombras.
Sandra tiene el don de regalar paz y alegría. Con sus cuadros y sus palabras. Lo dice alguien que lo sabe bien, que la conoce y admira.
Con Sandra estalla la luz, porque sus ángeles y sus alas invaden las retinas de los que somos sensibles y apreciamos su talento.
Espero que tengas la fortuna de compartir esa emoción.

















jueves, 16 de enero de 2020

Morir del alma


Muchas mujeres se dejan morir del alma. Son palabras de una chica guatemalteca, presa en la cárcel y actriz del grupo de teatro Yeses. Al periodista le gustó tanto la expresión como a mí y quiso saber a qué se refería. Respuesta: A la mayoría de las mujeres, sobre todo en países latinos ( dijo ella) no las dejan expresarse, ni para bien ni para mal, y se quedan con la sensación de que son invisibles, de que su presencia en el mundo no es útil para nadie, y entonces “se dejan morir del alma”.
Me provoca congoja pensar en ellas. Sobre todo, porque conozco a cientos de mujeres que se creían prescindibles y con ayuda externa y perseverancia propia consiguieron alcanzar objetivos que nunca imaginaron. A todas las mujeres de mi antigua escuela les pasó, y les sigue pasando, porque el proyecto permanece, y siempre hay mujeres que necesitan un hombro sobre el que llorar, que una técnico te acompañe a arreglar papeles o una amiga que te muestre nuevos horizontes, entre otras cosas.
El sábado por la mañana , en la Ser, escuché un reportaje sobre las mujeres del teatro Yeses. Ya lo conocía , claro. No en vano uno de mis sueños incumplidos es haber trabajado en la cárcel. Pero me pusieron al día y sobre todo, me contagiaron la alegría por lo que hacen.
Se llama Yeses porque fue un proyecto que nació en 1985, en la antigua cárcel de mujeres de Madrid, Yeserías. Tienen su propia página en internet, por si queréis saber más sobre ellas. Me limitaré a contaros que las presas escriben las historias que interpretan, la mayor parte de las veces basadas en vivencias personales, y que las representan dentro y fuera de los muros del Centro Penitenciario de Madrid I Mujeres en Alcalá de Henares.
Desde que Elena Cánovas lo creó, han desarrollado numerosos montajes teatrales y han recibido importantes premios. Con las actrices amateurs colaboran profesionales de la escena, gente que valora el teatro como una magnífica terapia de reinserción social. Doy fe de que escuchar a estas mujeres es una gozada, cómo admiten que han pasado miedos y han tenido que trabajar muy duro, en horarios extras, para aprenderse un guión e interpretarlo con dignidad. ¡Y cómo valoran los aplausos! Muchos de ellas no se han sentido gratificadas por sus acciones antes de esta experiencia, pero ya sabemos que la autoestima crece de manera exponencial a como los demás te ven.
Aunque a la mayor parte de la gente estas historias les resultan ajenas, creo que merecen una alabanza todos los que han trabajado para organizar una actividad tan compleja con mujeres de difícil motivación y el haberles llevado un rayo de esperanza a sus maltratadas vidas. Hayan hecho lo que hayan hecho. Soy firme partidaria de la reinserción y si el teatro es un modo de conseguirla, bienvenido sea.
Ojalá ninguna mujer esté, en el futuro, destinada a morir del alma.

jueves, 2 de enero de 2020

Lecturas de 2019


Las lecturas de cada uno ayudan a conocer su yo interior, sus intereses, sus ilusiones. A veces me ha sorprendido escuchar de una persona determinada que había leído tal o cual libro porque pensé que no le pegaba, y es que todos ocultamos pequeños secretos. Me congratula que gente intelectual no se corte a la hora de admitir que le gusta la novela romántica; sigo defendiendo que es un género que, estando bien escrito, se encuentra al mismo nivel que cualquier otro. Los que se aferran a que su lectura se basa en ensayos o biografías me recuerdan a los que únicamente ven documentales de las dos en televisión. Pelín fariseos.
Si comienzo el año con este asunto es porque algunas amistades me han enviado sus listados de lecturas del 2019 , cosa que agradezco, no solo porque me incluyeran en ellas sino también por darme a conocer escritores de los que nada sabía. Como tengo la costumbre de apuntar mis lecturas ( y puntuarlas, pero eso no lo haré público), se me ocurrió que mi primer blog del 2020 sirviera para descubrir una parte más de mí misma. Estos son los libros que he leído ( y terminado; los que no, se quedaron por el camino).

- Donde fuimos invencibles . María Oruña.
- No se lo digas a nadie. Harlan Coben.
- La piel del camaleón. Yolanda Regidor.
- La hija del enterrador. Elizabeth Blooom.
- Aquello estaba deseando ocurrir. Leonardo Padura.
- Mistralia. Eugenio Fuentes.
- La desaparición de Stephanie Mailer. Joel Dicker.
- Te echo de menos. Harlan Coben.
- Sakura. Matilde Asensi.
- La isla de las últimas voces. Mikel Santiago.
- Intemperie. Jesús Carrasco.
- Los señores del tiempo. Eva García Sáenz de Urturi.
- Morder la manzana. Leticia Dolera.
- La reina roja. Juan Gómez Jurado.
- Muerte en Hamburgo. Craig Russell
- Cuento de muerte. Craig Russell.
- Nuestra casa en el árbol. Lea Velez.
- La sirena roja. Noelia Lorenzo Pinto.
- El nacimiento de Cupido. Eugenio Fuentes.
- La voz del ángel. Lola Martínez.
- Los muertos no se ahogan. Alberto Meneses.
- Más allá del invierno. Isabel Allende.
- El cuarto mono. J.D. Barker.
- Ladrones de tinta. Alfonso Mateo Sagasta.
- Yo, tú, él . Rafa Poverello.
- El secreto del galeón. Ana Alcolea.
- Lluvia fina. Luis Landero.
- El hombre de tiza. C.J. Tudor.
- Terra Alta. Javier Cercas.
- Desconocidos. David Lozano.
- Juro por Dios! (El legado del indiano). Federico Morales Lozano.
- El año sin verano. Carlos del Amor.
Pensaba incluir en el listado las novelas de romántica, pero en vista de lo extenso que ha quedado, las colgaré en el muro de facebook. Han sido 58 y tampoco es plan aburriros. Este año he leído menos de lo esperado. Por suerte, he escrito. ¡Ojalá os guste cuando llegue a vuestras manos!
Feliz entrada en el 2020!!! Y que sigamos leyendo!