"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 21 de mayo de 2020

El libro verde

Esta semana he tenido oportunidad de disfrutar de una película entrañable: El libro verde. Ganadora de 3 Premios Oscar en 2018.
Admito que me había olvidado de ella pero la recomendación de un amigo lo ha remediado. Desde aquí le reitero las gracias.
Viggo Mortensen es uno de mis actores “estrella” y suelo seguir su filmografía. En esta ocasión no sale atractivo ni por asomo; es más, borda la zafiedad con tal maestría que le coges un poquito de asco. Hasta que avanzamos en la trama. Entonces te olvidas de que está gordo y de que su cara sin barba no resulta sexy. Interpreta a un “hombre para todo” italiano, racista, machista y grosero. Nada sorprendente en una América de 1962, por otro lado, aunque no soy tan ingenua de esperar que las circunstancias hayan cambiado mucho. Al contrario, en la América de Trump, esta historia debe de ser de potente actualidad. A Tony Lip no le queda más remedio que aceptar un trabajo que le repele: ser chófer y guardaespaldas de un negro durante una gira por los estados sureños.
El otro protagonista es Mahershala Ali, que interpreta a Don Shirley, un virtuoso del piano que llegó a tocar en distintas ocasiones en la Casa Blanca.
La película está basada en un hecho real, en el peregrinaje por esos paisajes del sur donde compartirán vivencias que les llevarán a convertirse en buenos amigos. No resultará fácil. Los dos son radicalmente opuestos. Pero los dos convergen en un punto: son honorables. Gente de palabra. Provienen de mundos distintos, pero encontrarán el modo de coexistir. Hay escenas asombrosas, muy duras, porque el libro verde alude precisamente a una guía para negros que pretendieran viajar al sur: sitios donde podían hospedarse, tomar una copa, jugar al golf o parar el coche, simplemente… Algo inconcebible para una mente racional, pero que en el sur profundo americano ni era raro ni lo sigue siendo, pese a que dejó de publicarse en 1967.
Esta película nos ofrece mensajes interesantes: nada es lo que parece ( en este caso, el hombre culto es el negro en vez del blanco), se puede modificar el modo de entender el mundo ( ellos lo hacen; uno se baja del pedestal y el otro percibe injusticias que antes le resbalaban), se puede ser tan hipócrita como para admirar el virtuosismo de alguien pero ser incapaz de verlo como a un ser humano, existe el racismo dentro de la propia raza…
En fin, hay mil y un motivos para ver esta película. Yo, al menos, la recomiendo.













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