"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 1 de octubre de 2020

Reflexiones "otoñales"

 

¡Qué oportuno que escriba este artículo con el otoño recién comenzado! Es una estación que suele asociarse a la primera vejez, así con todas las palabras, ¿para qué andarnos con eufemismos y llamarlo madurez?

Los políticos se empeñan en retrasar la edad de jubilación, o sea, que se considera que las personas son aptas para trabajar más tiempo que antes; sin embargo, hay detalles que no parecen importarles a los organismos competentes. Esta mañana escuché en la radio la “peregrina” idea – al menos desde mi punto de vista – que ha tenido el Fiscal Delegado de Salamanca de colocar un distintivo en forma de M para los conductores mayores de 70 años. Que digo yo, que si hay gente que conduce con esa edad será porque ha pasado su revisión, como la DGT manda ¿no? Me parece óptimo que las revisiones sean más continuadas, pero vamos, si la gente las pasa, que conduzcan, si no, que le quiten el carné. ¡Ya está bien esa manía de “marcarnos” con letritas! Dentro de poco, los que tienen COVI podrán salir a la calle con una mascarilla de determinado color, los que la hayan pasado , con otra, y así hasta imaginar una sociedad donde todos estemos identificados por diferentes motivos. ¡Como si no tuviéramos bastante falta de intimidad desde que nos controlan los móviles!

Retomo mi reflexión, que me he ido por los cerros de Úbeda. Estos días estamos siendo atacados por los bancos para hacer TODO online, o sea, para que puedan despedir a la mayor parte de los empleados y no pagar alquiler o contribución por los locales. Yo, hasta el momento, no he tenido problemas para adaptarme a las nuevas tecnologías y me manejo con relativa soltura; pero ¡señores míos! ¿está toda la gente preparada para esa invasión del ordenador y el móvil? ¿A un anciano que cobra su pensión en el banco le puedes pedir que domicilie todo, que pague con tarjeta, que guarde sus pin correspondientes, que sepa recoger claves en el teléfono para luego aplicarlos a la pantalla???? Les estamos convirtiendo en dependientes de sus hijos o cuidadores, les estamos haciendo creer más inútiles de lo que a veces ya se sienten.

Acudo de vez en cuando a una entidad en la que una chica encantadora atiende de maravilla a todo aquel que se siente más perdido que uno de VOX en una manifestación del 8M, pero ¿serán tan adorables los informantes de otras oficinas? Para mí que no. Esto no es ninguna reflexión tonta; con lo negada que soy para las tecnologías, me he visto ayudando a otros a entrar en su banca online. Hace un par de días, incluso, dirigí los pasos de una chica que no sabía cómo funcionaba el whatsApp de cita previa del SEPE ¡y no pasaba de los treinta y pocos! ¡Pues ni ella ni su amiga tenían idea!

Los organismos dan por hecho que los ciudadanos tenemos que saber movernos en las redes y no es cierto. Ni siquiera se trata de tener un nivel cultural o adquisitivo determinado. Hay personas que son negadas de por sí y ya está; o que no les gusta el sistema. Pero poco parece que podamos hacer contra él, porque es implacable. O tienes el dinero bajo un ladrillo o ya te puedes ir enterando y domiciliando nómina. O tienes cuenta de correo electrónico y tarjetas con ciertas características, o no intentes hacer un pedido fuera de tu ciudad… Y así hasta el infinito.

Los que ya vamos teniendo una edad nos sentimos desbordados a menudo, de verdad. Seguir el ritmo a esta sociedad es bastante complicado y con el COVID invadiendo nuestras vidas, con las atenciones médicas telefónicas y no presenciales, me pregunto qué impotencia cargará sobre sus hombros tanta y tanta gente.

¡Si es duro el otoño, no quiero imaginar el invierno! Esa generación que soportó estoicamente tiempos duros y ahora, al final de sus días, ven que su mundo se ha desmoronado, que no entienden “nada de nada”, que son ajenos al estilo de vida que hemos adoptado…

Si hacerse viejo fue difícil siempre, en esta época más bien parece una maldición.

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