"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 28 de abril de 2016

"Leyendo a Landero"



Considero que un libro es bueno cuando logra arrancarte risas o lágrimas, cuando te recome las entrañas y te hace recapacitar en que lo mismo que habla el autor lo has sentido o pensado tú en algún momento.
Eso me está ocurriendo leyendo “El balcón de invierno” de Luis Landero, escritor de mi tierra aunque afincado en Madrid. Me lo regaló un amigo y me concedo pequeños ratos para disfrutarlo porque es un tipo de lectura que uno no puede hacer de un tirón dado que invita a la reflexión mientras los ojos recorren sus páginas. No es una lectura fácil; es de la que te va marcando a fuego, arrancando recuerdos y haciendo que te identifiques con sus múltiples pensamientos.
Esta mañana primero reí con unos cuantos y después me ahogué en llanto con otro.
Evoca Landero el día que entró en una librería y se compró su primer libro, un libro “que era solo suyo”, y lo recuerda como si la acción fuera un prodigio. Me he reído, claro. Era un chico de campo llegando a la capital y me imagino cómo se sintió de aturdido – yo aún rememoro mi pavor entrando por vez primera en la escuela de Magisterio de Badajoz, que a fin de cuentas es un pueblo grande en comparación – pero además, también sé en qué momento exacto compré mi primer libro. Fue un día de final de curso de octavo, iba con una amiga y adquirí un ejemplar de bolsillo de “Love Story” en una librería que ya no existe. Puedo sentir las vibraciones de emoción en la boca de mi estómago, mis ganas de descubrir qué me ofrecía aquel pequeño tomo de pastas azules, la emoción de su lectura..Estaba acostumbrada a leer las novelas de mi madre, las de la biblioteca pero  “ aquel” era sólo mío, comprado con mi dinero, no un regalo, una adquisición.
También dice Landero que, en ocasiones, se enamoraba “perdidamente de una palabra”  ¡Dios Santo, y yo pensando que era la única colgada del planeta! Porque me pasa a menudo,que descubro un vocablo y su musicalidad o lo que quiera que sea me hace asimilarlo y añadirlo a mi colección de “palabras bellas”.
Construye otra oración que no puedo dejar de transcribir: “A veces, el pasado no deja nunca de pasar”. Y se queda tan pancho. ¿Verdad que lo habéis experimentado cientos de veces? Yo, desde luego,sí. Y no es que viva anclada en el ayer, es que hay sucesos que jamás dejan de estar contigo, de acompañarte en los momentos más íntimos..o en los más inoportunos, que de todo hay.
Termino con la reflexión que me ha hecho llorar. El otro día me dijo alguien que escribir era como desnudarte, que entrañaba el peligro de que los demás supieran cosas de ti que lo mismo podían servirles para encumbrarte que para despedazarte, y es cierto pero ¿ qué sentido tiene escribir, sino, que echar a volar tus pensamientos al mundo?
Landero describe un sentimiento hondo de pesar - incuso lo achaca como motivación de su escritura - a la desafortunada relación que mantuvo con su padre; y sobre todo, al momento final, cuando sabiendo que no le quedaban sino horas, lo visitó “de cumplidas” y se marchó con sus amigos de parranda. Da a entender que la muerte de su progenitor era un deseo secreto de su espíritu. Y, sin embargo, después, una vez ocurrida empieza a atormentarle la idea de cómo se habría sentido su padre, si echaría de menos que no se hubiera despedido de él, si se sentiría traicionado en sus esperanzas y se habría ido con una pena irreparable...
Quizá se deba a que esta semana es el aniversario del fallecimiento del mío, que me ha hecho llorar a moco tendido. Yo no me llevaba mal con mi padre, no pensaba en absoluto que le había defraudado -como asevera Landero del suyo – Teníamos una relación tranquila, suavizada por la distancia. Sé que no le gustaba saberme “sola”, trabajando en otra ciudad y viviendo independiente, pasando “penurias” según él, cuando podía estar tan a gusto bajo su ala, pero cuando llegaba a casa me demostraba un cariño tremendo y creo que yo a él. No obstante, tras varias recaídas de salud, a las que acudí solícita, hubo una última que, en mi ignorancia, dejé pasar... Y ya no volví a sentir su tacto ni su mirada sobre mí; no volví a verlo porque entró en coma y me negué a recordarlo de ese modo, atado a una máquina. En mi inmenso agobio atosigué a los médicos, anhelando saber si alguien en semejante estado puede escuchar “de verdad” pero nadie supo darme certezas y en mi cobardía, me quedé en la puerta cada vez que nos tocaba visitarlo. A día de hoy no sé si hice bien. A mi madre sí la vi y la abracé, ya muerta, y su recuerdo me persigue, pero predomina el de su brillante sonrisa y su dulzura así que no sé...Igual no hubiera sido tan duro y mi padre se hubiera llevado la alegría de saber que su hija mayor, su “maestra”, estaba allí también, que no lo había abandonado en su último viaje. De ahí mis lágrimas. Espero que mi padre sea benévolo en el sitio donde esté y me guiñe un ojo cómplice al leer estas palabras. Porque como Landero, también yo escribo muchas veces para purgar la culpa, el sentimiento extraño de pensar que le has fallado a alguien a quien amabas...



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jueves, 21 de abril de 2016

¿Os apetece saber cómo sigue " Mo duinne"?




                                 - Aeropuerto de Lyon- Saint Exupéry , 2020 -

Brenda Banner se acomodó el cinturón bajo la mirada sonriente de la azafata y denegó con un gesto su ofrecimiento de tomar un refresco tras el despegue. Sentía un nudo en el estómago que no le permitiría asimilarlo. Sabía que algo iba mal en casa pero se negó a pensar lo peor. Su madre era lo único que le quedaba en el mundo y perderla se le antojaba terrible. Sin embargo, la llamada de Dylan esa mañana, cuando aún estaba en la cama, regodeándose con el rostro atractivo de Caleb y su cuerpo desnudo, le colapsó los nervios.
Le habló sin preámbulos ni saludos; sólo había dicho “Tienes que venir, Bren. Es tu madre . El jet te recogerá dentro de tres horas, en la pista privada del aeropuerto. No te preocupes de nada. Nosotros estamos aquí”
Y era cierto. Dylan y Ana siempre estaban allí, para lo que necesitaran ella o su madre. El lo había hecho desde que lo recordaba en su vida, o sea desde antes de nacer, porque su madre creció siendo parte del servicio del castillo; y después Ana asumió que cualquiera que viviera entre aquellas paredes formaba parte del clan y se mostraba si cabe más protectora que su esposo.
Una sonrisa nostálgica entreabrió sus labios al recordar cómo la española llegó a sus vidas; como con sus aires hippies y su sonrisa alegre desarmó al estructura jerarquizada de Greenrock hasta el punto de que el propio Malcom se dejó cuidar por ella en sus últimos momentos. Todo lo que tocaba Ana Beltrán se convertía en bienestar. Reconcilió a James con su tío, lo hizo un hombre de provecho, enderezó incluso a sus díscolos amigos...y, de algún modo, consiguió que Dylan le ofreciera un préstamo personal a su madre para que ella pudiera estudiar en una prestigiosa escuela de cocina de París y más tarde, una plaza en un restaurante de reconocida fama para hacer las prácticas. Cierto que ella se había esforzado al máximo, que vivió por y para su sueño, que dejó en el camino los secretos anhelos de enamorarse de alguien que no fuera James...Pagó el préstamo, para tranquilidad de su madre, con sus posteriores trabajos y ahora incluso se permitía ser portada en una revista exclusiva, inundando los kioscos de Francia con su rostro bajo el lema “La BB de la nueva cocina “.
Así conoció a Caleb; él le hizo las fotos para el reportaje dos meses atrás y con la sequía amatoria que presidía su vida desde que rompió con Marcus, apreció el talento del asiático para sacar lo mejor de ella en todos los sentidos.
Tenía claro que no lo amaba; en su corazón sólo había sitio para un hombre, pero sabiendo que resultaba un imposible y teniendo sangre en las venas y deseos por satisfacer, tampoco era tan absurda de no concederse ciertos homenajes.
Sólo con Marcus había durado año y medio; simplemente porque se complementaban bien; ambicionaban lo mismo, peleaban por hacerse un hueco en el difícil mundo de los chef, y cuando terminaron las clases y buscaron destino supieron que no podían competir en la misma ciudad; sin malos rollos Marcus escogió Marsella y ella Lyon. Mantenían contacto a través de mails y algún que otro messenger privado; los dos eran celosos de su intimidad y no mostraban en las redes nada que no estuviera relacionado con su trabajo.
Brenda aún recordaba la mirada herida de James cuando ella llegó de su brazo a la boda de Dylan y Ana....





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jueves, 14 de abril de 2016

Lenguaje sexista


Este fin de semana, como siempre que puedo, he escuchado el programa de Pepa Fernández , No es un día cualquiera, y uno de los debates trató sobre el lenguaje sexista, provocado por un presunto incidente – ignoro hasta qué punto es cierto – en el que al parecer un profesor dijo en clase: “los niños pueden salir al patio” y las niñas se quedaron sentadas, sin darse por aludidas; en fin, tengo mis dudas, puesto que la palabra “patio” impulsa de sus asientos a los críos más que las chucherías, pero igual era algún tipo de acuerdo previo en represalia o no sé qué...Podría ser.
A lo que voy; se debatió y en bastante profundidad, el asunto del lenguaje sexista. Si algo me encanta del programa de Pepa es que aprendes cualquier tema relacionado con la Lengua; a ella le gusta y lo domina con una maestría inigualable. No tengo nada que objetar a lo que se dijo pero sí me dio pie a reflexionar sobre el asunto.
Para los que me leéis de manera habitual no tendréis duda de que soy una feminista declarada, de que defiendo a las mujeres a capa y espada, pero hay cosas, sin embargo en la que me alzo de hombros y digo “Ganas de perder el tiempo”. ( Por cierto, ¿ habéis visto la peli “Sufragistas”? Andaba yo harta de políticos y relatando si votaría o no de haber nuevas elecciones y anoche, a moco tendido, dije ¡Pero como no voy a votar con lo que padecieron estas mujeres?” Cerros de Úbeda otra vez, mis disculpas; eso sí, no os la perdáis; es cultura)
A mí me repatea claramente el compañeros/ as; amigos/as y parecidos. Me parece tan absurdo que hasta creo que en vez de reivindicar nos ridiculiza. Yo no me siento menospreciada si dicen: “Señores, bienvenidos”; en un local, aunque prefiero que digan “Querido público, bienvenido”; o si en un mitin sale el “Compañeros” ; podrían usar el “todos los presentes”. Me apunto a las formulas: profesorado, alumnado, funcionariado, personas, jefatura, etc...¡Si nuestra lengua es super rica!¡ Hay vocablos para caerse muertos! No se trata de ser agresivos cada vez que alguien diga la médico ( yo lo prefiero a médica) o la jueza; los artículos también están para ser diferenciadores, me parece; pero a la gente se le calienta la boca con cosas así.
Es importante el lenguaje, pero cuando insulta con su significado ( verdulero/ verdulera) y siempre atentos al matiz; en lo hablado es fácil diferenciarlo, en el escrito debemos ser cuidadosos. Pero molestarnos por ciertas manera de hablar cuando a las mujeres se nos menosprecia por las mismas mujeres en programas de tv vergonzosos, donde se recurre a los viejos tópicos de enseñar pierna o pecho o de pelear por un tío a voz en grito..No sé...
Nos hace falta muchas dosis de educación. EDUCACION con mayúsculas; de que las mujeres se valoren a sí mismas, de que nos respetemos y con nuestra conducta ganemos el respeto ajeno, de que no perdamos terreno en los derechos conquistados... Yo soy maestra, en femenino, porque esta profesión es de las primeras que nos permitieron ejercer a las mujeres , y me suena bien, pero si tuviera que llamarme la maestro tampoco me importaría tanto, siempre y cuando pudiera hacer mi trabajo como siempre lo hice.
No estoy muy segura de haberme explicado. Tampoco sé hasta donde impondría mis límites en esto del lenguaje sexista; pero sí sé que hace falta que una palabra me ofenda en el corazón no en el oído... Prefiero que hagan buenos planes de enseñanza a que dediquen presupuestos a enseñar a los maestros cómo hablar sin sexismo a los niños. Doy por descontado que mis compañeros de profesión no son , a estas alturas de la democracia, tan idiotas de no saber hacerlo.
En fin, que esta semana la cosa me ha salido así. Mis disculpas si no supe expresarme o si ofendí a alguien con mis teorías.
La semana próxima lo intentaré mejor, señoras, señores..

jueves, 7 de abril de 2016

"Día de lluvia"




La lluvia cae
y la melancolía llena mi alma
con una tristeza infinita
contagiada de la bruma.
La lluvia cae ;
al otro lado del cristal
una velada imagen de edificios
y ruidos importunos.
¿Por qué no puede precipitarse
entre paz y silencio ?
Quisiera emplazarme bajo el agua
cual cascada salvaje
y sentir la fría humedad bañando mi rostro,
empapando mi cuerpo con su riego;
dejando llevarse a través suyo
afanes y aflicciones...
Purificando la negrura de los sueños rotos,
calando mi interior de esperanzas nuevas. 
 


<a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/"><img alt="Licencia de Creative Commons" style="border-width:0" src="https://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/4.0/88x31.png" /></a><br /><span xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" href="http://purl.org/dc/dcmitype/Text" property="dct:title" rel="dct:type">Dia de lluvia</span> by <a xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" href="https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=8027389317602225079#editor" property="cc:attributionName" rel="cc:attributionURL">Mercedes Gallego</a> is licensed under a <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License</a>.