"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 30 de abril de 2020

La paja en ojo ajeno


Con un poco de suerte los #yomequedoencasa se irán mudando a los #yosalgoconprecaución. No sé. Es lo deseable. Pero claro, siempre habrá algún hijo de vecino sin conciencia y descerebrado que opine que no merece la pena seguir las normas. Ya los hemos sufrido durante el confinamiento y a buen seguro que no habrán escarmentado, porque a no ser que les toque alguna desgracia, esa gente se cree intocable en todos los aspectos. “A ellos no les pasará”. Tampoco me preocupa qué les pase, pero sí que contaminen, con el virus y con su actitud, al resto de los que les rodean.
Escribo esto, con bastante rabia, lo admito, porque en las redes sociales desde el pasado domingo veo críticas a mogollón contra los políticos y la policía. Por el desmadre de los padres con los niños, claro está. Y yo me pregunto: ¿la culpa la tienen ellos o los desalmados que se empeñaron en hacer de su capa un sayo y desobedecieron por toda la cara las mínimas normas establecidas? ¿DÓNDE QUEDA LA CONCIENCIA CIUDADANA? Que sí, que aplaudimos en los balcones y parecemos buena gente, amables y tal, pero luego, a la hora de ser responsable de nuestros actos ¿DÓNDE NOS DEJAMOS LA VIGA, QUE NO SOMOS CAPACES DE VERLA?
Ni se me ocurre defender al cien por cien las decisiones de nuestro gobierno ; considero que meten la pata tantas veces como aciertan, pero intento ser generosa y pensar que en una situación que atañe a todos los campos de la vida, con la que JAMÁS nos habíamos topado, debe ser bastante complicado acertar y dar gusto a todos.
Ya pesaremos qué hacer después, pero ahora TODOS tenemos la obligación de arrimar el hombro y procurar que el país salga para adelante; no poniendo zancadillas sino aportando ideas, no difundiendo “noticias basura” sino amainando temporales.
No soy ilusa, lo he dicho muchas veces; ni siquiera buena persona; pero joder, ¡ya está bien de que culpemos de todo a los que tenemos por encima y nos creamos “los reyes del mambo”!
SEAMOS RESPONSABLES DE CADA UNO DE NUESTROS ACTOS. Por mí, por ti, por todos.

jueves, 23 de abril de 2020

Día del libro 2020


Nada nos puede quitar la alegría de celebrar esta fiesta! Hoy es el día del libro y aunque lo festejemos desde nuestras casas, alzo mis libros y brindo por ellos.
Me preguntaban hace poco por el libro que cambió mi vida y puse cara de susto.¡Ninguno! He leído tannntos y tan diversos, que no podría decantarme por ninguno. Cada uno tuvo su momento y en ese tiempo me hizo feliz. No sé cuál fue el primero que leí, supongo que un cuento de la inmensa colección que mi tía Petra me proporcionó. Cuando era pequeña, pasaba temporadas con ella en Madrid y todos los días bajaba al kiosko frente al bloque para comprar alternativamente, un juguete o un cuento, así que junté muchísimos. Después seguiría con las novelas de mi madre, imagino, y más tarde con los de la Biblioteca. Sé que el primero que me compré, con dinero ahorrado, fue Love Story de Erich Segal. Después le siguieron los de Martín Vigil, como mi amigo Capilla me recordaba, Vázquez Figueroa y otros autores. Leí mucho paranormal porque en mi familia nos encantaba: Erich Von Däniken, Jimenez del Oso, JJ Benítez...Pasé la época espiritual con Joan Brady y su Dios vuelve en una Harley, Brian Weiss y cientos más, la época crítica con Los manuscritos del mar Muerto y la teología de la liberación… y entre medias, George Orwell y 1984, Vargas Llosa y La ciudad y los perros, Makarenko y Poema pedagógico, Ernesto Sábato y El túnel, Herman Hesse y El lobo estepario, García Marquez y Cien años de soledad, Catherine Neville y EL ocho...Un compendio de lecturas tan diversas que me fueron forjando el gusto por ciertos autores y el desinterés por otros. También hubo poesía, claro, muchísima poesía.
Llegó Isabel Allende con su Casa de los espíritus y me enamoró. Almudena Grandes con Malena es un nombre de tango o Pérez Reverte con El maestro de esgrima, y ya me hicieron adicta a sus libros. Debería sumar a los antiguos, Vázquez Montalbán, Delibes, Sampedro, Tolkien… Imposible nombrarles a todos.
Para colmo me entusiasmé con la novela negra y policiaca ( Víctor del árbol insiste mucho en diferenciarlas) y entraron en mis estanterías Patricia Cornwell (una balda completa, atiborrada), Paul Sussman, Preston & Child, Scott Mariani, Jerónimo Tristante o Toti Martinez de Lezea, entre otros.
De novela romántica mejor no hablar. Tengo una favorita, aparte de las de Lisa Kleyas o el Orgullo Sajón de Nieves Hidalgo : Shanna”, de Kathleen Woodiwiss. Una obra de arte para los sentidos. La novela que me impulsó a crear protagonistas femeninas “empoderadas”, esa palabra que tan de moda se ha puesto.
Poco más puedo recrear en un día como éste, cargado de letras y autores fantasticos que las saben poner en el sitio correcto. Para todos ellos, gracias; mil gracias por los maravillosos momentos que me hicisteis pasar.
PD: (Y los que me quedan!!!)

jueves, 16 de abril de 2020

La vileza del cobarde


El ser humano puede ser valiente hasta la saciedad y cobarde hasta la vileza. Escribo esto por las denuncias que están apareciendo en los medios de esas personas que se encargan de nuestro cuidado y bienestar, esas a las que APLAUDIMOS cada día desde nuestros balcones, sobre notas que les dejan sus vecinos por miedo al contagio.
¿Vale todo escudándonos en el miedo? ¡De ninguna manera!
Me asquea pensar que, haciendo gala del anonimato más cobarde, una comunidad permita que un descerebrado, o dos o tres, o todos, que nunca se sabe, acusen a un vecino que se está dejando la piel en un hospital, una caja de súper o un camión de reparto y le insten a mudarse para no poner en peligro al resto. ¿Y luego tendrán la cara de aplaudir a rostros anónimos como si nada? ¡Es despreciable hasta la náusea!
Esas personas que nos cuidan en la salud y la alimentación y la limpieza también tienen miedo. ¡Mucho! Pero están hechos de una pasta honorable, una pasta de humanidad que por suerte para quienes los necesitan, les impulsa a dar el paso de enfundarse en esos horribles e incómodos protectores para permanecer en sus puestos.
Por “suerte” las noticias de dichas notas llegan no solo de España sino de otros países.. Digo por suerte porque no quiero creer que solo somos miserables los españoles, que es algo connatural del género “inhumano”. Mi más absoluto desdén para todos ellos.

Mi aplauso especial para mis amigos en alto riesgo: Carlota en el País Vasco, Marisa en Madrid, Begoña o Encarna en Don Benito, Hermi en Alburquerque,  Juan Antonio en Sevilla...Seguro que me dejo alguno, pero ellos ya saben que les quiero y animo.
Gracias por vuestro duro día a día.

jueves, 9 de abril de 2020

Perdiendo amigos.


Voy perdiendo amigos por el camino. Amigos que ignoraban que yo existía pero que forman parte indispensable de mi vida. Hace un tiempo se me fue Carlos Cano y se me rompió un trocito de corazón; ahora me ha dejado “si tu latido”, Luis Eduardo Aute. Y lo malo es que ya tengo achacoso a Sabina, a Serrat, a Miguel Ríos… ¡Tantas voces, tantas letras, tantas canciones que configuran instantáneas de mi existencia! Tomo nota de que vamos teniendo una edad y de que ellos, en su mayor parte, han cometido, ¡benditos sean!, todos los excesos que han querido, pero ¡ag! ,no por eso duele menos vernos privados de su presencia.
Aute fue el cantautor de la denuncia más críptica. Ahí está su Al alba para demostrarlo:

Si te dijera, amor mío,
que temo a a la madrugada.
No sé qué estrellas son estas
que hieren como amenazas,
ni sé qué sangra la luna
al filo de su guadaña.
Presiento que tras la noche
vendrá la noche más larga.
Quiero que no me abandones,
amor mío, al alba.

Su abrázame:

Abrázame, abrázame
Que está al acecho el enemigo.
Abrázame, abrázame.
Quiero saber que estás conmigo
Para asumir nuestra derrota
Sin excesiva indignidad
Ante esta orgía de patriotas
En posesión de la verdad.

O la fantástica Rosas en el mar :
Voy pidiendo libertad
Y no quieren oír.
Es una necesidad
Para poder vivir.

La libertad, la libertad
Derecho de la humanidad.
Es más fácil encontrar
rosas en el mar.

Sus letras eran un refugio cuando te sentías vulnerable.

A vivir, a vivir
Que la vida no es medida
ni porvenir
A vivir, a vivir
que este mundo fue un segundo
Del devenir.



Si todavía hay alguna bandera
que tenga por patria ninguna nación,
Ay, amor, es porque existes.
Aleluya, aleluya


Quiero que tus sentimientos sean puro mineral.
Polvo de cometa al viento del espacio sideral.
Ay, amor, ay, dolor,
yo te quiero con alevosía.


Tus manos, cuando me tocan
curan mis heridas más invisibles, más invisibles.
Cada vez que me amas es un milagro.

Pero también era el poeta de la lujuria cuando te incitaba a pasarlo bien en soledad.

Mi mano ahuyentó soledades
tomando tu forma precisa.
La piel que te hice en el aire
recibe un temblor de semilla.

Un quieto cansancio me esparce,
tu imagen se borra enseguida.
Me llena una ausencia de hambre
un dulce calor de saliva.

Dentro
Me quemo por ti.
Me vierto sin ti
y nace un muerto.

O en compañía:


Mi boca, besando tus labios incendiados
se dispone a beber en tu cáliz de polen y licor.
Y entre zumos y zumbidos de olas y alas,
libidinosamente libar el néctar de la flor, de tus mareas
lamiendo la miel salada que te fluye y quema mi lengua,
que vibra lasciva, entre savia y saliva.
Mojándolo todo, mojándolo todo
Volando por universos de licor.

Pero siempre, siempre, fue un romántico, deseoso de sentirse amado ( como somos todos):


No me hace falta la Luna,
ni tan siquiera la espuma,
me bastan solamente dos
o tres segundos de ternura

Quiéreme, sin el mínimo pudor
Quiéreme, con la insidia de la fiera
Quiéreme, hasta el último temblor.


Termino con la letra completa del que, he decidido, es uno de mis temas preferidos: Anda.



Anda.
Quítate el vestido, las flores y las trampas.
Ponte la desnuda violencia que recatas.
Y ven a mis brazos, dejemos los datos,
Seamos un cuerpo enamorado.

Anda
Deja que descubra los montes de tu mapa.
La concupiscencia secreta de tu alma.
Y ven a mis brazos, dejemos los datos,
Seamos un cuerpo enamorado.

Anda.
Pídeme que viole las leyes que te encarnan,
que no quede intacto ni un poro en la batalla.
Y ven a mis brazos, dejemos los datos
Seamos un cuerpo enamorado

Anda
Dime lo que sientes, no temas si me mata,
que yo solo entiendo tus labios como espadas.
Y ven a mis brazos, dejemos los datos
Seamos un cuerpo enamorado.



















jueves, 2 de abril de 2020

Aplausos en las ventanas


 
Suenan las ocho en el reloj de la plaza. Sincronizados, los balcones y ventanas empiezan a abrirse y aparece la gente. Los aplausos resuenan por las calles vacías, desnudas de tráfico y ruido. En un balcón alguien comienza a bailar al ritmo de Sobreviviré de Mónica Naranjo, Resistiré del Dúo Dinámico o el Waka waka de Shakira. Es imposible no contagiarse de esa cadencia que invita a sentirse positivo, a creer que el confinamiento tiene un final, que podemos soportarlo porque los humanos somos así, imprevisibles, más débiles que un bebé pero más fuertes que un virus por mucha corona que lleve. Aquí estamos, sempiternos en nuestro deber, SOBREVIVIR. Porque sabemos que mucha gente lucha por nosotros, para que tengamos un mañana y no me refiero al bíblico. Aplausos. Muchos aplausos para que se escuche en todo el orbe que , por una vez, estamos unidos frente al enemigo. ¡Ánimo y esperanza!