"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

lunes, 8 de marzo de 2021

8 de marzo

 

Rompo mi hábito de publicar los jueves porque hoy, lunes, es un día especial para mí y todas las de mi género.

No me considero una feminista exaltada de las que piensan que somos mejores que los hombres y debemos reivindicar nuestro lugar en el mundo. Somos IGUALES que ellos, en derechos y deberes, aunque es bien cierto que a lo largo de la Historia se nos ha machacado tenazmente en todos los sentidos, físicos e intelectuales.

Agradezco a todos los hombres (han sido muchos) que han apoyado a las mujeres a conseguir derechos fundamentales, pero, sobre todo, agradezco a esas mujeres que soportaron privaciones de libertad, humillaciones y violencias varias para que, ahora, nosotras gocemos de un estatus de igualdad. Me duelen las mujeres que, por alcanzar derechos básicos, murieron por defenderlos. Me duelen las que aún lo hacen. Porque excepto en el primer mundo, en el resto las cosas siguen siendo igual.

Toda esta reflexión es una obviedad que no nos lleva a nada nuevo, lo sé. Pero es que se nos olvida, en la vorágine del día a día, que muchos derechos se van perdiendo, a veces con la excusa del “bien común”. Se culpó a las manifestantes del año pasado de haber contribuido a propagar el virus que se ha convertido en el rey de las noticias y el demonio de nuestra salud y economía, y por eso este año nos obligan a “quedarnos en casa”. Me entristece un poco que no hayan recordado los gobernantes que la sensatez caracteriza a nuestro género, y que, de habernos dado una oportunidad, quizá esas manifestaciones hubieran sido cuidadosas, con distancia y mascarillas, como lo han sido la de tantos colectivos que llevan manifestándose por sus derechos estos últimos meses. Pero bueno, da igual, lo importante es que las mujeres llenemos los espacios que nos corresponden con nuestra presencia virtual, dejando claro que nos queda mucho por lograr y, peor aún, mucho por recuperar.

La juventud tiene un futuro de color crudo con lo que estamos viviendo, pero somos nosotras quienes debemos aportarles esperanza y recordarles que hubo tiempo así de malos y se salió adelante. Las mujeres del movimiento feminista sonreirían con orgullo al ver cómo, hoy, millones de mujeres trabajan en casi todos los oficios, alcanzan cuotas de poder y tienen capacidad de decidir sobre su educación, sus relaciones sexuales y otros asuntos que solo a ellas les compete.

Hemos pasado de poder votar a poder decidir.

No obstante, no olvidemos la fragilidad de los derechos. En el trabajo somos competentes y reconocidas (excepto por esos energúmenos que aún nos desean de regreso a casa y con la pata quebrada, pero que les jodan, que para lograr ese negro futuro, tendrían antes que exterminarnos a muchas). Sin embargo, y ese es el verdadero motivo de este artículo, el otro día me topé con un cartel que me resultó verdaderamente feminista. Rezaba: NO te hace mala persona: no estar siempre de buenas. Poner límites. Priorizar tus necesidades. Decir que no. Ser tú misma. Cambiar de opinión. No estar de acuerdo. Buscar tiempo a solas.

¿Por qué me pareció importante? Porque ese es nuestro punto débil. Las mujeres tendemos a luchar como leonas por nuestros derechos, pero poseemos esa capacidad de dejar que los sentimientos nos ganen. Por la gente que amamos lo damos todo y se nos olvida que el equilibrio perfecto para continuar en la brecha somos nosotras mismas. Ser asertivas es lo que más nos cuesta. Y, mira por donde, es la cualidad que nunca debe faltarnos para ser quienes realmente somos.

Sin saber estar, sin ponernos las primeras de la lista (lejos de ese sentimiento de culpa llamado egoísmo que nos han inculcado con mentiras de iglesia), no conseguiremos la firmeza y la fortaleza que hace falta para construir un mundo mejor a nuestro alrededor. Para nosotras y para los que vienen detrás, ellos y ellas.

Ese es mi mensaje hoy, en el día de la mujer trabajadora (absurdo pleonasmo, cuando no hay mujer que no sea trabajadora) : Quiérete de todo corazón. Lucha por ti y tu felicidad. De ese modo, harás del mundo un lugar mejor.