"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 30 de marzo de 2023

NO ES TIEMPO DE LETRAS

 

No tengo la menor idea de qué nos estimula a escribir a la gente que sentimos que ese impulso forma parte de nuestro ser. Algunas veces sí, cuando estás tan enfadada que necesitas soltar lastre y gritarle al mundo lo que opinas. O tan triste que el corazón te estalla si no lloras. Sin embargo, cuando tu vida entra en esa monotonía en la que «todo va bien», en la que eres feliz, en la que hay equilibrio, desaparece la urgencia de poner en palabras lo que vives.

El otro día, en uno de mis talleres de escritura creativa, una persona narró cómo se sentía porque no se le ocurría nada del trabajo que yo había propuesto, y le quedó bien chulo. Me temo que no será mi caso. Mi mente en blanco no logra hallar tema que la motive ( y mira que hay, con la política, las guerras, las «falsas vidas idílicas de los celebrities», los abusos, los premios incomprensibles...Sí, esperad: una cosa me llama la atención: ¿por qué la reina Leticia sale más en las noticias por su «look» que por su trabajo? Del rey no se dice si lleva corbata de Hermès o Loewe… ¡Machismo puro periodístico! ¿Por qué es noticia que la gran Blanca Portillo reciba un galardón en vaqueros? Lo mismo hizo el inmenso Luis Zahera y nadie lo comentó.¡ Qué cansino! También me pulverizó la mente que se siga celebrando el dichoso Baile de la Rosa de Mónaco y las portadas de las revistas se colapsen con las fotos del evento. ¿De verdad existe esa vida paralela a la de la gente normal? ¿Es cierto que viven subidos a ese tren de vida mientras media humanidad sufre por problemas «reales», que no tienen que ver con coronas? ¿Ese mundo que refleja la revista Hola y compañía es auténtico o son como esos seres que vemos en las películas, tan perfectos que parecen existir solo en las pantallas? No sé. Me cuesta entender que una mínima parte de la humanidad viva en lo alto de la pirámide y el resto lo hagamos en la base, como en plena Edad Media). Pero no es tan enjundioso el asunto como para dar pie a un artículo; si acaso, a una mini reflexión.

Parece que la melancolía o la rabia son mejores conductores de escritura que la simple observación del medio. Siempre he pensado que las más bellas canciones y los excelsos poemas son los que hablan de desamor. Porque, ¿ a quién se le va la olla escribiendo cuando tiene la oportunidad de ser feliz intensamente?

¿Será que la alegría se vive y la tristeza se expresa? Ahí os lo dejo, por si os ocurre lo mismo y me lo queréis contar.




jueves, 16 de marzo de 2023

UN AÑO MÁS

 

Miraste la decoración del salón y no pudiste evitar una sonrisa, ¡siempre te ha gustado celebrar tu cumpleaños! Las guirnaldas de las paredes, los globos, cada vez más sofisticados, los platos decorados, el photocall… Toda esa parafernalia que pone el ánimo contento y predispuesto para un rato de risas, copas y besos. Un rato con los amigos del alma, que siempre están contigo.

De repente, la nostalgia se cobija en tus entrañas y evocas aquel otro tan distinto: el primero que pasaste en la soledad de la pandemia, en el que soplaste una vela sobre la masa de un donuts, con lágrimas en los ojos por los planes arruinados. Sin embargo, no estabas sola. Tenías su compañía, su aliento, su energía. La que hoy te falta, pese a que has aprendido a vivir sin ella.

Te rehaces, le envías ese amor que perdura, rechazando el olvido, y vuelven a brillar tus ojos. Porque la vida es un combate y tú, una guerrera.


jueves, 2 de marzo de 2023

EL MUNDO GIRA

 

El mundo gira y no se detiene ni un momento, como dice la canción de Jimmy Fontana. Da igual que nos sintamos felices o tristes, la Tierra gira y todos vamos detrás, cual náufragos supervivientes en una isla, arrancando dentelladas a los impedimentos que nos paralizan.

Lo pensaba mientras veía la entrega de los últimos Premios Goya. Fluía la pena en todos los asistentes por la pérdida de Carlos Saura, pero los aplausos, las risas, los aullidos de triunfo cuando algún nominado terminaba siendo ganador, aparcaba el luto para festejar la victoria.

Viéndolo de ese modo, me sentía menos culpable. Porque he tenido unas semanas raras. Unos días en los que me preguntaba cómo podía sentirme tan feliz cuando miles de personas estaban sepultadas bajo escombros en Turquía o Siria o sufrían a causa de las guerras, el hambre y las cientos de plagas más que asolan a «esos otros» que no están en mi mundo.

Pero es que mi pequeña parcela no podía evitar disfrutar de la vida, de mi «mínima» vida, de mis sentidos triunfos. En estos días me siento arropada por la gente que me quiere, reconocida por mi labor de años, casi de hormiguita, teniendo novela nueva en digital («Colgada de ti») y otras dos en diferentes formatos: papel ( «En tus manos») y audiolibro ( «Desafiando al destino»). Además, me ilusiona trabajar con gente que da lo mejor de sí y me brinda una preciosa portada y una excelente maquetación para la que será mi primera novela autopublicada. ¡Es una aventura que me muero de ganas de emprender!

Y también estoy feliz porque mis talleres de escritura creativa me han abierto el corazón y la mente a personas que tienen mucho que ofrecer. Estoy orgullosa de formar parte de un equipo de mujeres que rebosa creatividad y sororidad. Lo que empezó siendo una «posibilidad» se ha convertido en un rotundo éxito que va más allá de la escritura. Darnos cuenta de la fuerza que tenemos las mujeres cuando nos juntamos y exponemos nuestras ideas sin reservas es apasionante. Y todo eso hace que mi corazón vibre en una onda distinta a la de la realidad del mundo.

No sé si pedir disculpas o alzarme de hombros y susurrar «Te contentas con poquito; tampoco es que te haya tocado la Primitiva». Pero, honestamente, ¡ni falta que me hace!

Sí, el mundo gira y gira… Y hoy me toca bailar, así que solo puedo alzar las manos, volar alto y dar las gracias.