"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 25 de mayo de 2023

SI NO ACTÚAS, NO CRITIQUES

 

Imagino que este artículo lo van a leer tres o cuatro personas, pero por si no fuera así, prefiero dejar constancia de mi pensamiento. No es más o menos certero que el vuestro, pero cada cual debe defender sus creencias; sobre todo, en una época en la que las mujeres hemos conseguido grandes avances y hay gente empeñada en hacernos retroceder. No comprendo que se aplauda a un partido que invita a las mujeres a «volver a sus orígenes ( la casa y los hijos)», que expande la idea de que las mujeres tenemos desatendida a la familia para dar prioridad al dinero ( se nota que ellos lo tienen de sobra) y no entienden que la independencia femenina es lo que nos da valor como personas, independientemente de ser madres o esposas.

Esos partidos que consideran que defender una ley con derecho a abortar, a pedir la eutanasia es un pecado capital. La pura verdad es que la ley es para todos «los que quieran hacer uso de ella», no es un arma hitleriana obcecada en matar.

Insisten en el ataque a los migrantes, cuando son los que nos están librando de tener una pirámide de población envejecida y los que, para más inri, desempeñan los trabajos peor remunerados que los demás no queremos. No dejemos que nos engañen, no nos quitan el trabajo, nos quitan «esos» trabajos que los del primer mundo consideramos denigrantes y mal pagados, porque nosotros somos ya «ciudadanos de primera».

Ciertas empresas nos meten el miedo en el cuerpo, consciente o inconscientemente, con su venta de alarmas, dándonos a entender que vivimos en un mundo inseguro. Por supuesto que hay situaciones desagradables, pero no somos México, ni Honduras, ni tantos países donde sus habitantes viven amenazados por la violencia real. Hay barrios donde la convivencia puede ser difícil por la multiculturalidad de sus habitantes, pero yo he vivido situaciones indeseadas con población española, donde la urbanidad no estaba por ningún sitio.

Es muy fácil echar la culpa de «nuestros males » a los políticos de turno; sin embargo, el escaso uso de ciudadanía, la soberbia de creernos más que otros, la falta de educación, la tendencia a creer y propagar las noticias sensacionalistas, que tantas veces son mentira, y otros defectos sociales, deberían calar en nuestras mentes para, a la hora de meter el voto en la urna, decidir si lo que votamos es progresar o anclarnos en errores del pasado.

Soy una mujer de izquierdas, los que me conocéis lo sabéis de sobra, y no estoy nada feliz con los gobiernos que hemos tenido hasta el momento ( han sido pusilánimes y cobardes, conservadores para no perder sus prebendas) Con todo, prefiero mantenerme a este lado que virar hacia una derecha que miente con descaro, no apoya a proyectos innovadores por no dar su brazo a torcer y pretende que me den miedo otros ciudadanos de mi país.

Clara Campoamor luchó denodadamente en 1931 para que las mujeres pudiéramos votar, enfrentándose incluso a otras mujeres de su partido...No defraudemos su trabajo siendo pasotas o indiferentes en las próximas elecciones. Sólo si votamos, tenemos derecho a estar contentas o enfadadas después.

Si dejamos la política en manos de otros, nos afectará en la educación, la sanidad, los impuestos, los derechos cívicos y muchas cosas más. La política no es cosa de los políticos, es la única oportunidad que tenemos de dejar oír nuestra voz.


jueves, 11 de mayo de 2023

YO TAMBIÉN ESTUVE ALLÍ

 

Me prometí dejar constancia de ese momento, del cosquilleo en las piernas y en el estómago mientras aguantaba de pie a que pronunciaran los nombres de toda la gente que iba delante de mí, sintiendo el corazón a mil por hora viendo tantas y tantas personas buscando lo mismo que yo. Anhelando un trabajo que yo quería para mí.

Había señores mayores, madres de familia, empleados descontentos con sus puestos, parados de larga duración, jóvenes con derecho a soñar un futuro esperanzador… Y yo estaba allí, sin tener demasiado claro por qué me había empecinado en obtener esa plaza.

Tuve el lujo de ir acompañada con compañeros/ amigos que nos dábamos apoyo aunque todos buscáramos lo mismo, pero también vi mucha gente solitaria, nerviosa, con la mirada huidiza, detectando en los demás solo una cosa: competencia.

¡Qué asco es participar en unas oposiciones! Te juegas todo a la suerte si has estudiado, compites con gente a la que quieres, a la que deseas lo mejor, te preguntas qué habrá llevado al resto de opositores a estar allí, sufriendo como tú, preguntándote si ellos lo necesitan más que tú.

Y luego te enfrentas a un cuestionario que no esperabas, que no va a dejar constancia de todo lo que te has esforzado porque es ambiguo y desconcertante.

Te duele la cabeza por el calor, por los nervios, por las dudas.

Y sales de allí con la sensación de estar más perdida que cuando entraste y con cierto sabor a hiel en los labios.

Si has opositado, seguro que me entiendes.