Muere
lentamente quien se transforma en esclavo del hábito,
Repitiendo
todos los días los mismos trayectos;
Quien no cambia de marca,
No arriesga
vestir un color nuevo
Y no le habla
a quien no conoce.
Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere
lentamente quien evita una pasión,
Quien prefiere
el negro sobre el blanco
Y los puntos
sobre las “ies” a un remolino de emociones ;
Justamente las
que rescatan el brillo de los ojos,
Sonrisas de
los bostezos
corazones a
los tropiezos y sentimientos.
Muere
lentamente quien no voltea la mesa
cuando está infeliz en el trabajo,
Quien no
arriesga lo cierto por lo incierto para
ir detrás de un sueño,
Quien no
permite , por lo menos una vez al día, huir de los consejos sensatos.
Muere
lentamente quien no viaja,
Quien no lee,
Quien no oye
música,
Quien no
encuentra gracia en sí mismo.
Muere
lentamente quien destruye su amor
propio,
Quien no se
deja ayudar.
Muere
lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte
O de la lluvia
incesante.
Muere
lentamente quien abandona un proyecto antes de iniciarlo;
No pregunta de
un asunto que desconoce
O no responde
cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitamos la muerte en suaves cotas
Recordando
siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
Que el simple
hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
Depende de
cómo lo vivamos...
Si te vas a
calentar, que sea al sol;
Si vas a engañar, que sea a tu estómago;
Si vas a
llorar, que sea de alegría;
Si vas a
mentir, que sea sobre la edad;
Si vas a
robar, que sea un beso;
Si vas a
perder, que pierdas el miedo;
Si existe
hambre, que sea de amor;
Y si es para ser feliz... que sea todo el tiempo.
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