"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 21 de noviembre de 2013

"Túmulos"



Hace mucho tiempo, sobre un planeta amarillo, existió un país al que todos conocían con el nombre de Túmulos. En él nadie era feliz. Sus habitantes vivían en un clima de crispación producido por el anhelo del pasado y la esperanza incolora del futuro.
 Los antiguos, como en todas partes y en todo tiempo, inculcaban sus ideas y sus ilusiones, pero los nuevos tumulienses sólo deseaban el avance, el progreso; ya se imaginaban alcanzando aquel planeta azul que se divisaba a lo lejos, ya internándose en las estrellas y propagando su optimismo…Eran jóvenes.
 Aquel país vivía en libertad. Al menos en eso que nosotros conocemos con dicho nombre, pero ellos no apreciaban tantas normas, tantas disciplinas. Fue entonces cuando decidieron adorarse a sí mismos y olvidar a aquellos dioses que antaño idolatraran.
 El impulso del país aumentó. Se relacionó con sus vecinos, los urnienses, tan tranquilos, tan apagados…Y les despreciaron por su pasividad e ignorancia. Sólo cultivaban el suelo y comían flores amarillas. 
 Ellos deseaban producirlas azules y verdes y llenar de colorido sus manjares.
 Cristales molidos cayeron sobre sus cabezas y el país quedó en silencio.
 Nadie pudo moverse. Un grupo de amigos lo intentó y, nadie sabe cómo, cayeron en un precipicio de las afueras.
 Pasaron los siglos, porque siglos parecieron aquellas décadas bajo el dominio de Goliat, y nadie se movía.
 Hubo alguien que soñó con un pájaro, no sabía bien su nombre; telepáticamente le dijeron desde el planeta azul algo de Juan Salvador. Él ignoraba quién era pero deseó emularlo. Y un huracán trocó su vuelo en vertiginosa caída hacia el vacío.
 Parecía imposible salir del abismo.
 Surgió entonces la nostalgia del pasado cercano, de aquel en que vivieron protestando cuando lo tenían todo. Y Túmulos se unió en un deseo común: sobrevivir.
 Nadie sabe como fue. Algunos hablaron de que llegó un platillo volante, otros que surgió de un cráter el gigante David, otros que… ¡Murmuraciones!
 Lo cierto es que Túmulos formó un corazón que latía a destiempo del de Goliat… Y éste no tuvo sangre suficiente para respirar.
 Así nació una nueva era
Los tumulienses aprendieron a apreciar las flores amarillas. Con sabiduría investigaron sobre las azules y con el paso de los atons llegaron a obtenerlas de todos los colores. 
 Alguien intentó protestar porque no salían en tonos grises pero un niño le explicó cuán hartos estaban de aquellos pigmentos tristes que sólo les recordaban tiempos de silencio. Fue entonces cuando el ciudadano apretó contra su pecho el rostro infantil… y comió un clavel amarillo.

 Febrero de 1984. 

“En recuerdo de aquellos que sufrieron la guerra y la postguerra española”

Licencia de Creative Commons
"Túmulos" by Mercedes Gallego is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

No hay comentarios:

Publicar un comentario