Después
de haberos contado la semana pasada una historia frívola sobre mi
primera estancia en Sevilla, vengo hoy a redimirme con una
más seria de la última.
El
sábado 31 disfruté presentando mi novela “Con patente de corso”
en La Carbonería, con un grupo de compañeras de la editorial y el
domingo por la mañana realizando un tour cultural , guiada por mi
amigo Juan Carlos Hernández , profesor universitario y asesor de
restauraciones, quien me condujo al emplazamiento que se ha
convertido para él en un desafío personal, la capillita de San
José, en pleno centro histórico de la capital. Debo
reconocer que mi pasión por el arte es inmensa por lo cual, aunque
el Barroco es el estilo que menos me seduce, allá que nos
fuimos....y flipé con el lugar.
No
sé si se debió a su labor informativa - me pirra conocer detalles
de esos que no sueles encontrar en las guías y él es un anecdotario
viviente - a la ubicación de la capilla, entre calles estrechas y
plagadas de tesoros arquitectónicos ( léase cruce entre Tetuán y
Sierpes), o al interior en sí.
Probablemente
de estar reluciente no me hubiera gustado tanto ( lo siento, JC,
porque sé que el fin que perseguís es precisamente restaurar
cada rincón deteriorado) pero mirar esos techos magníficos dañados
por el tiempo y la maldad humana – lo incendiaron en el 31 cuando
la proclamación de la República - el órgano alemán del XVIII,
las tallas y vidrieras, las puertas talladas con los símbolos de
los carpinteros que fue el gremio que la construyó, las tribunas
con sus celosías de dibujos florales, las pinturas murales y ese
extraño cuadro de la Virgen de Guadalupe...Resultó una experiencia
casi mística.
Por
ello aconsejo a quienes se paseen por Sevilla que no dejen de
visitarla; les garantizo que no se sentirán defraudados. Si patear
Sevilla es garantía de hallar rincones inolvidables, entrar en la
capilla forma parte de ese recorrido imprescindible.
Sin
olvidar que sus actividades son continuas, con presentaciones de
libros y música en directo cada semana.
Si
ya de paso, os encontráis una visita guiada, ni dudéis seguirla
puesto que la información es tan interesante que os quedaréis
embobados.
Y
si ya, en el no va más de vuestro entusiasmo, decidís colaborar
económicamente en la tarea de restaurar el lugar, os dejo la página
web para que tengáis los datos.
Para
los que no tenéis tan fácil la opción de visitar la ciudad, os
servirá también para meteros en los entresijos de la capilla y
comprobar con vuestros propios ojos que no he mentido al trasladaros
mis impresiones. Aunque sin duda, la magia de lo presencial no se
transmita de igual modo. De todas formas, ahí quedan de muestra
algunas fotos.
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