El pasado domingo mi única hermana ( el resto son varones) cumplió 50
tacos.
Resulta
alucinante que el tiempo haya pasado tan deprisa y esa pequeña
impertinente que me iba siempre detrás, agobiándome porque mi
madre me pedía que me la llevara conmigo, o que me “mangaba” la
ropa y siempre me la devolvía con algún desperfecto ( nunca
olvidaré la quemadura en mi pañuelo azul italiano) , la que salió precoz y se echó
novios antes que yo, la que curró mientras yo estudiaba y vivía
“como una señoritinga” ...haya entrado en la cincuentena.
Cuando
somos jóvenes nos imaginamos que las personas de cierta edad son
algo caduco, tipo mueble antiguo, pasado de moda...casi sin pasado;
por eso, cuando ahora nos vemos enfrentándonos a esas edades , flipamos. Vamos, que mi madre solía decir “No me
reconozco en este cuerpo porque por dentro me siento joven”, y me
consta que no era la única en pensarlo. Lo más lógico, llegado cierto tiempo,
es que te asomes al espejo y te asustes, como diciendo ¿Quien es esa
extraña a la que estoy observando? ¡Perra vida! Claro que peor es
no poder mirarte y no descubrir esas canas o esas arrugas de los
malditos gestos de las que somos expresivas...A Dios gracias,
estudiarte con años de más implica que estás viva y con los
sentidos medio intactos.
A lo que iba. Yo ya pasé hace cuatro de esa fecha, pero ahora le
ha tocado a mi hermana. A la persona que de broma llamamos “el baúl de
la Piquer” desde que la convertí en mi asistente personal, mánager
y lo que haga falta, que para algo es mi hermana y cuida mis
intereses.
Decir
que no pude encontrar otra mejor es quedarme corta.¡Pronto lo
hubiera admitido cuando renegaba de ella por tenerla adosada! Ahora
soy yo quien le ruega que me acompañe y me conforte con su apoyo,
su serenidad y ese aplomo que ha adquirido con los años , que
parece haberse convertido en madre de toda la familia desde que nos
dejó la original.
A través de este blog, mi “aireavida” personal, le deseo toda la felicidad del
mundo; le ruego que siga siendo fuerte, maravillosa, reguñona y,
sobre todo, mi cómplice.
¡Por muchos felices cumpleaños!!!!
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