¿Cómo
resistirse al tema de actualidad? Me he dicho a mí misma NO, que
está manido y además es difícil posicionarse, pero las ganas de
opinar al respecto me han podido.
En
estos tiempos donde todos parecemos tener muy claras las opiniones
voy yo y me debato, ¡y mira que soy de las categóricas en según qué
frentes! Pero resulta que me parece
injusto el ataque desmedido ante la muerte de Fidel. Dios me libre de
abanderarme defensora suya, que ni lo soy ni lo he sido nunca, y en
vida lo he despreciado como cualquier demócrata debe despreciar a un
dictador ( ignora mi idolatrado Silvio Rodriguez cuánto me ha dolido
siembre su ausencia de crítica al régimen habiendo sido un hombre
de verbo certero y adalid de la libertades). Sin embargo, cuando se
hace memoria de su trayectoria política se olvida que ese hombre
luchó para rescatar a su país de las garras “del imperialismo
yanqui”, un imperialismo que no cesaba de “colocar “ dictadores
en cada uno de los países latinoamericanos donde les convenía, que
convirtió el gran continente americano en su hacienda particular;
Cuba en concreto en un inmenso casino y prostíbulo bajo la mirada
entusiasta de Fulgencio Batista. Un dictador que, por cierto, murió
plácidamente en la España de Franco después de haber vivido bajo
la tutela de Trujillo en República Dominicana y Salazar en
Portugal, gastando en zona de dictadores la enorme fortuna con la
que huyó de su país.
Decía,
pues, que Fidel tuvo un conato de héroe en sus comienzos políticos;
la pena es que no se murió pronto ( o no lo mataron, como ocurrió
con “Che” Guevara en Bolivia, regalándonos la oportunidad de
llenar nuestras paredes de carteles con su rostro)
El
ambicioso Fidel ganó la revolución y después la usó para machacar
a su pueblo, como hizo Lennin con Rusia. Lo de “todo para el
pueblo pero sin el pueblo” no se quedó en lema del Despotismo
Ilustrado del XVIII, se modernizó y se convirtió en consigna de
los libertadores venidos a menos. Una desgracia para la memoria del
luchador y sobre todo para su gente, que lo tuvo que padecer.
Empeñarte en que lo que ofreces es lo mejor sin permitir que el otro
decida si lo quiere o no, además de paternalista es cruel. La prueba
es que Cuba ha reducido su población a golpe de balsas.
Ni
que decir tiene que una dictadura la emprende contra las minorías –
sabemos de los homosexuales encarcelados - y con los opositores
al régimen, lo cual es imperdonable; pero casi lo es más matar de
hambre a tu pueblo por pura cabezonería, y aunque las estadísticas
dicen que en Cuba no hay analfabetos, hay gente que ha sido educada
bajo la estricta mentira de una historia sesgada; y aunque la sanidad
sea para todos, y envíen médicos a lugares en los que se les
necesita, carecen de medicinas que nosotros tenemos al alcance del
bolsillo.
En
fin , que Fidel debería haberse muerto hace mucho tiempo para que
Cuba renaciera de sus cenizas; pero no para que algunos de esos que
bailan y maldicen contra él sean felices, que bien que escaparon de
la isla con pasta ganada a costa del sudor cubano y se establecieron
a vivir ricamente en las mansiones de Florida; la alegría de esos no
me satisface; la de los que han padecido persecución y hubieron de
abandonar su país por necesidad, sí.
¿Me
ha quedado ambiguo el artículo? Si es así, lo lamento, porque en mi
mente lo tengo claro.
Bien
muerto está Castro y ojala desaparecieran del mapa todos los de su
calaña dictadora, pero no bailemos regocijados porque Fidel no se ha
mantenido solo en su pedestal; sin la orquesta que lo apoyaba habría
caído hace mucho; y esos, señores, siguen ahí.
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