Falcó,
una novela más de Pérez- Reverte ante la que solo puedo quitarme
el sombrero y llamar maestro a ese hombre deslenguado y mordaz que
muestra un corazón de oro escondido en una coraza de hierro.
Sabiendo
que los escritores nos inventamos cada día en los personajes que
escribimos, estoy convencida de que Reverte es tal cual un Falcó,
un Alatriste, un Quart...Uno de esos personajes descarnados, secos,
de mirada distante...Sentimentales cuando la ocasión menos oportuna
resulta, aunque da igual, porque las cosas llegan cuando llegan y uno
se aguanta y apechuga con ellas.
Me
atraganta un poco que escogiera Reverte el bando para quien trabaja
Falcó, pese a que luego lo arregla con ese desenfado que da el ser
hombre de mundo, alguien a quien ya no pueden convencer de nada
porque lo ha visto todo; un mercenario a ojos ajenos, pero claro, ¿
cómo no serlo cuando la humanidad no puede demostrarte ya que
merece la pena? Así en global, no ser humano a ser humano, que es
muy distinto.
“A
poco que vivas, la vida le quita la letra mayúscula a palabras que
antes escribías con ella: Honor, Patria,
Bandera...” comenta uno de los personajes
principales, un militar , lo cual diría yo que en plena guerra
civil suena fuerte de narices. Por eso Falcó tiene, como la mayor
parte de los protagonistas de Reverte, alma de mercenario. ¿Cómo
creer cuando te están mostrando el mismo salvajismo, las mismas
mentiras, la misma hipocresía, un bando que otro? Pero en algún
lado hay que ganarse las habichuelas y, al menos en esta entrega -
porque fijo que habrá otras - , Lorenzo Falcó está al lado de los
vencedores, que por algo es un descreído.
Un
mercenario, por cierto, de los que nos hace entornar la mirada con
deseo a las mujeres y con envidia a los hombres; alguien que tiene
palabra, que por borrar la sonrisa maligna de un cerdo sin
escrúpulos es capaz de jugarse la vida y poner su futuro mirando
al paredón...¿O esa es la excusa y lo hace por salvar a una mujer?
Nos deja con la duda. O no.
El
Falcó que yo he encontrado es un caballero encubierto en piel de
lobo. Un héroe, sin que ni siquiera él se dé cuenta. Un
protagonista de romántica metido en el género histórico.
No
dejéis de leer la novela. Para aprender entre líneas Historia e
intrahistoria. Pero sobre todo, para disfrutar de la pluma de un
maestro.
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