Cada
mañana, al amanecer, te busco tras los visillos. Parezco un fantasma
mientras me fusiono con las cortinas para resultar desde fuera un
pliegue más, movido por el viento. No quiero que descubras mi mirada
anhelante, el palpitar de mis venas ni el gemido de mis labios. Soy
puro anhelo durante esos escasos minutos en que apareces por el
camino,atraviesas la verja y haces crujir con tus botas los guijarros
del sendero.
Más
adelante saldré al jardín y te veré , sudoroso, podando los
arbustos y acariciando las plantas con una ternura que me hará
odiarlas por no ser yo la destinataria de esos mimos. Me mirarás con
deferencia, responderás a mi saludo y tus ojos claros huirán del
escote que, a proposito, me he puesto para seducirte. Pero no
sucumbirás. Día tras la día lo intento y no logro traspasar tu
coraza de indiferencia. Me matas con ella. Me conviertes en esa
sombra tras la ventana. Y anhelo con desespero el día en que llegue
a odiarte por no leer mi mente y mi corazón, por no corresponder a
la pasión que me inspiras, por dejarme seguir siendo una sombra a lo
largo de las horas, una triste y estúpida sombra enamorada.
Para
mis compañer@s de El jardín secreto, en especial a Domina Corvorum,
que me inspira con sus imágenes.
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