y nada más.
Mi paraíso un campo
sin ruiseñor
ni liras,
con un río discreto
y una fuentecilla.
Sin la espuela del viento
sobre la fronda,
ni la estrella que quiere
ser hoja.
Una enorme luz
que fuera
luciérnaga
de otra,
en un campo
de miradas rotas.
Un reposo claro
y allí nuestros besos,
lunares sonoros
del eco,
se abrirían muy lejos.
Y tu corazón caliente,
nada más.
Poema escrito en 1920 cuando sólo tenía 22 años y toda una vida por delante, aunque la maldad se encargaría de truncarla años después.
Mi homenaje a todos aquellos que sufren o mueren por su condición de "malditos", sea por cuestión de raza, condición sexual o religión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario