Estoy
convencida de que la mayoría de la gente no valora lo que tiene a
simple vista.
Todos intuimos que quienes menos visitan el Museo del
Prado son los madrileños. Y esa premisa se puede atribuir al resto
de los ciudadanos del mundo. Me pregunto si esos asiáticos con los
que nos tropezamos cada día, cámara en ristre, se han pateado con
las mismas ganas sus propios países.
Para romper
un poco con esa imagen quiero hablar de mi pueblo y ya que me leéis en
sitios tan dispares daros a conocer un edificio que merece la pena y del
que he tenido la gozada de disfrutar el pasado sábado, cuando
presenté mi última novela, “Nayeli”.
Ahí van unas
imágenes para demostrar que no exagero.
El Museo
Etnográfico de Don Benito puede considerarse, por la colección de
piezas que atesora, uno de los mejores de su clase, pero es que
además, su arquitectura contribuye a hacerlo espectacular. El
edificio donde se ubica se remonta a finales del XIX y principios
del XX, y se trata de una casa palacio que perteneció a los Duques
de Orellana, catalogada como edificio protegido. La sala principal,
con la cúpula y la escalera de mármol, deja pasmado a todo el
que la visita.
Las piezas
que se exponen datan del periodo preindustrial, de finales del XIX
hasta mediados del XX( debo añadir con orgullo que en sus
dependencias se encuentra un carro realizado por mi abuelo Diego
Gallego, magnífico aperador,además de algunas piezas donadas por mi
familia tanto de vestimentas femeninas como de herramientas de mi
padre, Manuel Lomba, el calderero)
Para
facilitar la visita, los elementos están divididos en 31 salas,
ordenadas por temática o labores. Se encuentran estancias
destinadas a barbería, imprenta, sastrería, ultramarinos...
Incluso hay una muy especial,dedicada a la artista Florinda Chico,
nacida en nuestra localidad.
Con todo, es
imprescindible disfrutar del patio exterior en verano, cuando se
realizan actuaciones nocturnas. La magia del lugar es innegable.
Si en algún
momento viajas a Extremadura, es evidente que visitarás Cáceres,
Plasencia Trujillo, la Vera, el Jerte...Y si bajas al sur, Badajoz,
Zafra, Almendralejo, Villafranca, Jerez de los Caballeros,
Llerena..Depende de lo que vayas buscando, arquitectura o
gastronomía. De ambas cosas estamos bien surtidos. Pero si vienes a
la zona de las Vegas Altas, aunque no sea un pueblo especialmente llamativo,
detén tus pasos en Don Benito, degusta unas tapas y pasea por sus
calles, su Plaza de España , su Casa de la Cultura – obra de
Rafael Moneo – y cómo no, entra en el Museo que te muestro. No te
defraudará.
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