Como
bien sabéis quienes me seguís en las redes sociales, el pasado
sábado, 23 de julio, tuve el honor de pronunciar el pregón de las
fiestas de la Patrona en Valle de Santa Ana.
Para
los que no habéis oído hablar de él os informo de que es un pueblo
de algo menos de mil quinientos habitantes, enclavado en un paraje de
espectacular belleza donde abundan los castaños, las zarzas y las
huertas. Se le suele relacionar con el Valle de Matamoros, por su
cercanía ( uno en lo alto y el otro en la parte baja del valle) y
con Jerez de los Caballeros por haber dependido con anterioridad de
dicho municipio.
Admito
no haber visitado el lugar con anterioridad aunque, como casi todos
los extremeños que hemos viajado al sur, había pasado a su vera.
Hoy, una vez conocido, os invito a no pasar de largo. Merece la pena
detenerse y si se puede conectar con su gente, mucho mejor. Los
santaneros son personas amables, correctas y en general, muy jóvenes.
Es un dato que llama la atención hallándonos en un pueblo de
pequeño tamaño y con inmediatez a poblaciones como Jerez, Fregenal
o el mismo Badajoz. No obstante, una vez conocida la calidad de vida
de la que hacen gala sus habitantes no me extraña que haya aumentado
el número de nacimientos y que se estén construyendo nuevas
viviendas que no desentonan con el entorno de las que forman el casco
urbano.
Santa
Ana cuenta con un moderno Ayuntamiento dirigido en estos momentos por
un señor “de los de toda la vida”, Manuel Adame, y un grupo de
jovencísimos concejales que se han empeñado en darle frescura al
pueblo. La corporación tiene mayoría de IU / Verdes y se nota en
el talante de estas personas sus inquietudes sociales. Los santaneros
disfrutan de una piscina municipal ( a tope de actividades para los
niños este verano) un campo de fútbol con equipo incluido, un
precioso parque municipal, unas casas tuteladas para dar cobijo a las
personas que lo necesitan, un club de ciclismo, una sociedad de
pesca, un grupo de senderismo, una asociación de cazadores, grupo de
teatro y flamenco y, no puedo olvidarme de ellos puesto que sonaron
de maravilla a mi entrada de pregón y a mi salida, una joven y
numerosa banda municipal.
Seguro
que me dejo cosas en el tintero porque mi conversación con el
Alcalde ( entre tapas y bebidas que hicieran mas llevadero el calor)
fue extensa y entretenida. Don Manuel me resultó un señor de esos
que ya no quedan, fiel al ideal de servir al pueblo y no al cargo,
poco dado a alabanzas y receptivo a las críticas. No lo había visto
en mi vida, pero las personas cuando son de calidad se calan y él me
pareció honesto desde el mismo momento de darnos la mano. Resultó
un honor que una concejal del Ayuntamiento ( a la que yo conocía por
su labor como enfermera, no por sus inclinaciones políticas)
pensara en mí para dar la voz de ¡Viva! a la fiesta de Santa Ana y
como tal he querido pagarlo exponiendo lo que viví y sentí en su
pueblo.
De
corazón, no dejéis de patear sus empinadas calles y tomaros unas
tapas de la mejor gastronomía de la zona del jamón, ni de
enrollaros con su gente para saber más de esos monumentos de los que
no me he molestado en hablar porque solo tenéis que entrar en la red
para echar un vistazo.
Visitad
Valle de Santa Ana si venís al sur de Extremadura. Garantizo que no
os defraudará.
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