- Aeropuerto de Lyon- Saint Exupéry , 2020 -
Brenda
Banner se acomodó el cinturón bajo la mirada sonriente de la
azafata y denegó con un gesto su ofrecimiento de tomar un refresco
tras el despegue. Sentía un nudo en el estómago que no le
permitiría asimilarlo. Sabía que algo iba mal en casa pero se
negó a pensar lo peor. Su madre era lo único que le quedaba en el
mundo y perderla se le antojaba terrible. Sin embargo, la llamada de
Dylan esa mañana, cuando aún estaba en la cama, regodeándose con
el rostro atractivo de Caleb y su cuerpo desnudo, le colapsó los
nervios.
Le
habló sin preámbulos ni saludos; sólo había dicho “Tienes
que venir, Bren. Es tu madre . El jet te recogerá dentro de tres
horas, en la pista privada del aeropuerto. No te preocupes de nada.
Nosotros estamos aquí”
Y
era cierto. Dylan y Ana siempre estaban allí, para lo que
necesitaran ella o su madre. El lo había hecho desde que lo
recordaba en su vida, o sea desde antes de nacer, porque su madre
creció siendo parte del servicio del castillo; y después Ana
asumió que cualquiera que viviera entre aquellas paredes formaba
parte del clan y se mostraba si cabe más protectora que su esposo.
Una
sonrisa nostálgica entreabrió sus labios al recordar cómo la
española llegó a sus vidas; como con sus aires hippies y su
sonrisa alegre desarmó al estructura jerarquizada de Greenrock
hasta el punto de que el propio Malcom se dejó cuidar por ella en
sus últimos momentos. Todo lo que tocaba Ana Beltrán se convertía
en bienestar. Reconcilió a James con su tío, lo hizo un hombre de
provecho, enderezó incluso a sus díscolos amigos...y, de algún
modo, consiguió que Dylan le ofreciera un préstamo personal a su
madre para que ella pudiera estudiar en una prestigiosa escuela de
cocina de París y más tarde, una plaza en un restaurante de
reconocida fama para hacer las prácticas. Cierto que ella se había
esforzado al máximo, que vivió por y para su sueño, que dejó en
el camino los secretos anhelos de enamorarse de alguien que no fuera
James...Pagó el préstamo, para tranquilidad de su madre, con sus
posteriores trabajos y ahora incluso se permitía ser portada en una
revista exclusiva, inundando los kioscos de Francia con su rostro
bajo el lema “La BB de la nueva cocina “.
Así
conoció a Caleb; él le hizo las fotos para el reportaje dos
meses atrás y con la sequía amatoria que presidía su vida desde
que rompió con Marcus, apreció el talento del asiático para sacar
lo mejor de ella en todos los sentidos.
Tenía
claro que no lo amaba; en su corazón sólo había sitio para un
hombre, pero sabiendo que resultaba un imposible y teniendo sangre
en las venas y deseos por satisfacer, tampoco era tan absurda de no
concederse ciertos homenajes.
Sólo
con Marcus había durado año y medio; simplemente porque se
complementaban bien; ambicionaban lo mismo, peleaban por hacerse un
hueco en el difícil mundo de los chef, y cuando terminaron las
clases y buscaron destino supieron que no podían competir en la
misma ciudad; sin malos rollos Marcus escogió Marsella y ella
Lyon. Mantenían contacto a través de mails y algún que otro
messenger privado; los dos eran celosos de su intimidad y no
mostraban en las redes nada que no estuviera relacionado con su
trabajo.
Brenda
aún recordaba la mirada herida de James cuando ella llegó de su
brazo a la boda de Dylan y Ana....
<a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/"><img alt="Licencia de Creative Commons" style="border-width:0" src="https://i.creativecommons.org/l/by-nc-nd/4.0/88x31.png" /></a><br /><span xmlns:dct="http://purl.org/dc/terms/" href="http://purl.org/dc/dcmitype/Text" property="dct:title" rel="dct:type">Por siempre tú</span> by <a xmlns:cc="http://creativecommons.org/ns#" href="http://tintadreams.blogspot.com.es/" property="cc:attributionName" rel="cc:attributionURL">Mercedes Gallego</a> is licensed under a <a rel="license" href="http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/">Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License</a>.
No hay comentarios:
Publicar un comentario