No soy reseñadora de libros
pero cuando alguno me cala hondo en el alma como lo ha hecho éste me
permito la licencia de aconsejarlo y, además, explicaros el motivo.
“Yo antes de ti” llevaba
siglos en mi libro electrónico pero siempre escogía otro. La
portada no me llamaba en absoluto y el título tampoco me decía gran
cosa. Ni siquiera sabía de qué iba el argumento cuando lo empecé
pero una vez que Lou y Will se metieron en mis venas ya no pude
parar.
Cuando busqué en internet para
saber algo de la autora me encontré con la noticia de que habían
hecho la película y las críticas no eran demasiado buenas. No sé,
no puedo pronunciarme; aún no la he visto ( escribo esto en el calor
de agosto, estremecida todavía por los sentimientos de esta mañana
al acabar la lectura; igual cuando me leáis sí que la he visionado
porque la curiosidad me puede) Lo que quiero dejar claro es que
hablaré del libro; solo del libro.
Me pregunto cómo la autora ha
podido meterse en la piel de Will y expresar con semejante fidelidad
sus sentimientos más profundos. Hace falta una sensibilidad
especial. No es solo documentarse, es transmitirlo.
Para los que no sabéis nada de
la historia, os resumo que trata de un hombre de éxito inglés que
tiene un estúpido accidente y se queda tetrapléjico. Will se ha
comido la vida, se la ha zampado más bien; y de repente se ve
sometido a la esclavitud de una silla de ruedas y a depender para
todo de los demás. El choque es brutal, sin duda. Su única idea es
morir y plantea a su familia el plazo de seis meses para hacerlo.
Aquí entra en escena Lou, una joven de clase media baja, con
problemas acuciantes que la obligan a coger un trabajo de cuidadora
para el que no se siente cualificada. Habrá un tercer personaje,
Nathan, el enfermero, que dará el contrapunto a la inexperiencia de
Lou y con quien terminará formando un tándem excelente. Pronto Lou
sabrá que en realidad no está para cuidar de Will sino para
insuflar ilusión en su vida, para que la energía que ella desborda
de algún modo le proporcione ilusión por vivir a él.
¿Lo logrará? Para saberlo
deberéis leeros el libro.
Debo confesar que me ha
resultado realista a tope, que he entendido perfectamente la decisión
de Will, que la respeto. Espero que la peli no fastidie ese final.
Sin duda esta historia me ha
llegado al alma porque yo vivo con una persona “minusválida” (
en este caso es esclerosis múltiple no un accidente) y me he
encontrado reconociéndome en las reacciones de Lou. Esa ira que ella
experimenta cuando lucha contra las barreras arquitectónicas, con
los incivilizados que aparcan en los pasos especiales, con las
miradas de la gente que parece no darse cuenta de que en una silla de
ruedas va un ser humano y no un mono de feria o un sordo o un ciego.
Duelen las miradas de pesadumbre o de curiosidad al paso de una
silla, y más cuando la persona que va en ella es joven. No digo que
no sea lógico sentir algo pero...Por favor, la próxima vez que os
halléis a alguien en un restaurante, en un concierto, en un
autobús...No os quedéis mirando como si la otra persona no se
sintiera bastante humillada de ir llamando la atención. Si es
molesto para mí como acompañante, no os digo para ella. Y eso lo
describe con perfección Jojo Moyes. Los sentimientos de él y los de
ella.
El libro juega además con una
mezcla de “Pigmalión” y otro poco de “Intocable”. Esta me
encantó pero no deja de tener cierto aire holliwoodiense a pesar de
ser francesa. El libro es más sencillo, y no obstante, retrata el
día a día de una persona discapacitada con una verosimilitud
espantosa. Eso sí, de un discapacitado rico, me temo que un pobre no
se puede permitir ni la cuarta parte de lo que pasa en las novelas y
películas. La vida de un discapacitado con economía precaria se
reduce a salir a la calle cuando puedes y a que te cuiden personas
con las que tienes que lidiar tu falta de intimidad. No hay clínicas
de lujo ni viajes maravillosos.
Por cierto, también he
experimentado lo de la cara de fastidio en los aviones cuando te toca
esperar que entren al principio o al final una persona en silla de
ruedas y sus acompañantes. Os lo aseguro, no es un privilegio. Es un
jodido mal momento para todos. Sentirte observado, trasladado,
aguardar a que la furgoneta especial te pasee delante de todo el
mundo...
Quien no haya leído el libro
debería hacerlo. Aunque solo fuera para meterse en la piel de las
personas que viven día a día ese calvario.
Gracias a Jojo Moyes por
contarlo.
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