Después de leer la
trilogía de Norma Estrella donde algunos de sus protagonistas se
mueven en lo que fuera la panacea del idealismo, la Plaza de
Cataluña y sus alrededores, con el movimiento 15M de fondo y sus
posteriores repercusiones, me pregunto a día de hoy cómo se
sentirán esas miles de personas que se movilizaron, que dejaron sus
casas ( bueno sí, las de sus padres muchos de ellos ya que no tenían
un duro para tener las suyas propias), que atendieron las necesidades
básicas de los reunidos con alimentos, ropas o simples sonrisas, los
que creyeron ver resurgir los ánimos anteriores al anuncio de la
República, cuando se soñaba con construir un mundo igualitario y
justo, los que alzaron sus voces solidarias para impedir
expropiaciones, los “perroflautas” - como muchos les
llamaron - que lograron sentirse parte de un todo...
Yo, que lo viví desde
la distancia, con la añoranza de poseer tiempo libre y edad ( y
ganas auténticas ) para implicarme en los campamentos, confieso
sentirme desolada por el momento político actual; defraudada por
los que un día voté con ilusión ( ya hace mucho lo confieso, lo de
la ilusión , digo; votar sigo votando por convicción de que una
mujer no puede perder ese privilegio que tanto nos costó ganar) ;
yo, decía, que siento en mi alma la amargura de tanta corrupción e
incompetencia, me pregunto¿cómo se sentirán ellos?
Porque mi ácida visión
de la realidad me hace ver que muchos que en aquel entonces
abanderaron la proclama de la igualdad, la fraternidad y bla, bla,
bla...ahora se aferran a su escaño y su puesto en la listas
electorales como lapas auténticas. ¿Qué pensarán de ellos los que
les auparon? ¿Siguen confiándoles sus ilusiones?
¿Siguen los
perroflautas convencidos de que un futuro mejor es posible?
Por favor, si lo sabéis, contádmelo.
Me encantaría creer
que la ilusión está viva en algunos corazones, que la ingenuidad no
ha muerto...
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