"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 26 de enero de 2017

Lo mío no son las reseñas, pero...



Lo dicho, no quiero meterme en trigales ajenos, pero cuando algo me impacta, sucumbo a la tentación y me muero por contaros mis impresiones acerca de lo que veo o leo. En este caso se trata de ambas cosas. Por un lado, estoy leyendo, aún sin terminar porque me detengo a pensar en sus  párrafos  ( no es como con otro tipo de lecturas)  "Patria” de Fernando Aramburu; trata sobre la realidad vasca. La actual, la de estos años en que se ha creado un estado de paz contenida, en la que no se mata pero donde quedan los rescoldos de ese miedo, de esa vergüenza, de esa ira...Me cuesta conectar con casi todos los personajes, quizá porque no soy vasca, ni nacionalista ni nada por el estilo. Pero ni aún poniendo empeño me imagino marginando a mi mejor amigo porque una panda de “...ha decidido señalarlo como enemigo del pueblo vasco. Ni pagando la extorsión dejan de verlo como un enemigo; ni siendo del pueblo de toda la vida, ni hablando el mismo euskera que ellos...Es como si la mentalidad etarra fuera simple y llanamente una dictadura basada en la sinrazón ( que lo es, claro, pero...¿y la de los vecinos de esos pueblos?) Yo antes decía, es lógico que se callen, tiene metidos en sus propias familias a los criminales, pero...¿hasta el punto de cambiar tu pensamiento? Salva a tu hijo o a tu hermano, que lo comprendo , pero ¿ justificarlo, aplaudirlo? Eso hace la madre del protagonista etarra, aunque asesinen al mejor amigo de su marido y esposo de su amiga de siempre. No lo pillo, que me disculpe Aramburu y el resto de vascos pero no, por mucho miedo que sintieran...¿La cobardía es lo que prevalece de un pueblo que se tiene por el más fiero de la península? Igual me como esta reseña cuando acabe la novela, pero hoy por hoy, estoy desconcertada. ¡Qué cantidad de odio! ¡Qué sinrazón! Me estremeció la reflexión de uno de los hermanos del etarra que dice: JM no veía dentro del uniforme a la persona que gana un sueldo, que tiene una esposa e hijos...Y en otra, es él mismo quien reflexiona : A mí me mandan que ejecute a fulano y lo ejecuto sea quien sea. Su misión no era pensar ni sentir, sino cumplir órdenes. ¿Esos eran los miembros de la orgullosa patria vasca? ¿Robots asesinos? Menuda patria hubieran montado de conseguir una Euskal Herria libre! Y del papel de los curas vascos ni hablemos...espero que de verdad exista Dios y algún día les juzgue.
Una historia absolutamente contraria es la de “Mi nombre es Khan”. Una película con críticas tan dispares como que se pasa de emotiva y creíble y otras como la de una madre cuyo hijo padece síndrome de asperger, igual que el prota, y afirma que Shahrukh Khan lo borda. Para mí también lo borda, la verdad, pero sobre todo es una historia de superación personal y de alegría, de optimismo acerca del género humano, siendo no obstante un pedazo de dramón.
A través de los pensamientos de Rizwan pasas de la risa al llanto con una facilidad pasmosa. Desde su punto de vista parece que los humanos nos hubiéramos empeñado en convertir el mundo en un lugar sórdido cuando en realidad es hermoso; no existen las razas ni las religiones, sólo las personas. Ese lema se lo enseña su madre y él lo defiende como un mantra, truene o llueva...Rizwan pasa por mil calamidades sin perder la fe en el ser humano ni en su amor por la mujer que consigue robarle el corazón y que luego lo envía a una aventura despiadada, cegada por el odio.
En un momento donde la presidencia del país más influyente del mundo está en manos de un loco vocinglero, defensor de las armas, el racismo, la homofobia, alguien que nos pone los pelos de punta, con la misma sensibilidad que ciertos personajes de “Patria”, creo que se debería reproducir en todos los canales del mundo esta película.
Para darnos esperanza. Que buena falta nos hace.



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