La
vida en ocasiones nos sorprende siendo justa. Hay ocasiones en que,
frente a lo evidente, se concatenan una serie de acontecimientos que
hace que lo que uno (no debemos perder de vista tampoco que las cosas
son blancas o negras dependiendo del prisma del que lo mira) se
encuentra deseando y… ¡ plaf! ¡Concedido!
El
júbilo en esas ocasiones es indescriptible, por supuesto.
Unas
veces se trata de cosas importantes y otras de asuntos
intrascendentes.
En
estos días me han ocurrido algunas de ambos tipos: ganó la Liga el
Real Madrid ( que bueno, bien) y venció Pedro frente a Susana ( que
vale, genial, porque me han ahorrado la opción de abstenerme de
votar en las siguientes elecciones) , pero aunque parezca una
chorrada, una de las cosas que más feliz me ha hecho ha sido salirme
con la mía en el festival de Eurovisión. Qué pavada ¿no? Pero es
que Jose María Iñigo había comentado la semana anterior en la
radio “Si tuviera que ganar la mejor canción, lo haría la de
Portugal, pero claro, como esto es un festival...” - más o menos,
dixit. Y resulta que me
divierto con el concurso, me apunto las preferidas…-
en mi casa pacense se hace todos los años y luego competimos en ver
quien ha acertado más – y yo, dudando
seriamente entre varios
países del este, que por celebrarse
en Ucrania resultaba obvio
que podían salir… al final decidí que no, que iba a apostar por
la canción que me había emocionado hasta la médula, por la belleza
de un tema al que su interprete no ayudaba lo más mínimo, con ese
aspecto demacrado y esa ropa cateta y
encima
usando su lengua nativa ( Lo
tenía crudo frente al bombón de Israel, el
de Suecia, los de
Moldavia...o
las esculturales chicas de otros países, que aquello parece un
pasarela de modelos, como dice Pepa Fernández, en vez de un concurso
de cantantes)
El
caso es que me decanté y puse Number one
a Salvador Sobral con su
“Amar pelos dois”. ¡ Y
lo imposible se realizó! Prácticamente
todo el mundo votó lo mismo. Ni
escenario super chuli, ni cuerpazos, ni bailes espectaculares...¡La
sencillez de una canción salió vencedora!
Algo
es algo; ¡seguimos
teniendo motivos para la esperanza! Tonterías,
pero me hace ilusión.
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