Espero.
Sentada.
Inmóvil.
En la inquietante
penumbra de la luna llena.
Espero.
Y siento miedo de
escucharte.
Me pregunto por qué
tu decides
sobre mi estado de
ánimo.
¡El estúpido
corazón que es así de tirano!
Aguardo tu sentencia
cual veredicto de
jurado.
Un simple vocablo y
seré feliz o desgraciada.
En ocasiones te
odio,
porque dominas mis
emociones.
En ocasiones te amo
porque consigues que
las estrellas brillen en la noche.
Y aquí estoy,
aguardando.
Absurda esclava de
ti.
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