Lo
más jodido de este artículo es que vamos a sufrir con él el tiempo
que yo tardo en escribirlo y vosotros en leerlo. Después, nada
habrá cambiado. Pero me niego a dejarlo correr.
Llevo unos cuantos días devanándome la cabeza con tonterías acerca de mi
trabajo ( eso a lo que me dedico cuando me siento frente al ordenador y dejo
que mi mente cree personajes e historias a su libre albedrío) , y
preocupada por otros asuntos que me comen el tarro. Tengo la
estúpida idea de que no he empezado el año con buen pie y mira por
donde, escuchando las noticias, me entero de que aún, en pleno mes
de enero, con la rasca que está cayendo, llegan migrantes a nuestras
costas. Para más inri, no lo hacen en pateras «como dios manda»
sino en lanchas de plástico barato fabricadas en China ¡Se
me ponen los pelos de punta!
Ni
que decir tiene que se me fastidió el desayuno, claro. Porque tengo
la fortuna de poder desayunar todos los días. ¡Cómo se nos pasan
por alto esos pequeños detalles!
Para
informarme mejor, busco datos y ya me da la llorera...El sábado,
más de 150 inmigrantes fueron rescatados en el mar de Alborán
tras salir desde Alhucemas en seis
precarias embarcaciones.
¡Lo
dicho ! El sábado yo estaba despotricando por mi perenne catarro y
el frío que hacía, con escaso cuerpo para salir de cañas. ¿Somos
conscientes del mundo privilegiado en el que nos ha tocado vivir?
¡Que podíamos ser uno de esos desgraciados que se estaban aferrando
con uñas y dientes a una m… de balsa para no caer al agua helada!
¿Cómo
puede haber voces, todavía, que se desgañitan contra ellos si los
hemos arrinconado en barracones desolados y nos olvidamos de que
existen? ¿Cómo creemos que su llegada es una pesadilla para
occidente si el horror lo traen en sus mentes y cuerpos mientras
realizan esas travesías? ¿Cómo podemos ser tan hipócritas de
llorar con las películas del Holocausto y pretendemos ignorar que
nuestros gobiernos aprueban cercas, campos, muros…para separarlos
como a leprosos? No los gaseamos, no; pero no sé si la indiferencia
ante su dolor no es tan cruda como la de los alemanes con los judíos.
Por
lo que he leído ( tranquilos, ahora estoy «caliente» , pero
también yo me olvidaré de las noticias y pasaré a agobiarme por
mis nimiedades) en el precioso paraje de Fuerteventura hay un
«cementerio de los olvidados» donde reposan centenares de seres sin
nombre. En España desaparece alguien y enseguida los medios se
vuelcan en buscar pistas para hallar a la persona desaparecida… Esa
gente también tiene familia… ¡Y nunca sabrán que no lograron
llegar a su destino! Son muertos anónimos. Como los de la guerra
civil, como los de las fosas comunes… ¡Qué poco cambian las cosas
malas en realidad!
Oficialmente,
el número de migrantes muertos y desaparecidos registrados
desde 2014 asciende a 22.500 según datos de la OIM.
En
los atentados de EEUU y Europa ha muerto menos gente y hemos
provocado guerras.
¿Os
he dejado mal cuerpo? No pasa nada. Es buen síntoma. Nos
consolaremos pensando que tenemos sensibilidad, piedad,
ternura...esos sentimientos que nos diferencian de los desalmados que
trafican con seres humanos como si fueran muñecos hinchables.
Disfrutemos
del 2018 ya que ellos no pueden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario