Centro
comercial abarrotado. Acompaño a un familiar en silla de ruedas.
Necesitamos pasar por el WC y pregunto a una de las dependientas. Su
cara de estupor es total. Me crujen las neuronas porque estoy viendo
una puerta al fondo, un poco tapada, eso sí, con la señal
Interrogo
con firmeza «Tenéis, ¿no? Y ella
« Sí, si, pero es que….
Perdone, pregunto a la encargada» Otra chica joven, muy mona y
pizpireta me saluda.
¿Sabéis
que la mayoría de los minusválidos son invisibles? Los demás
siempre se dirigen a las personas que los conducimos, como si ellos
padecieran alguna deficiencia mental en vez de física. Más motivo
de mosqueo por mi parte. Sonrisa de dentífrico por la suya. «Hola,
Buenas. Me ha dicho X que preguntan por el servicio de
minusválidos...Hay uno en el centro, en la planta baja...» La
señorita Rottenmeier a mi lado parece Heidi . «Perfecto, ¿pero
vosotros tenéis o no tenéis servicio adaptado?porque esa puerta
dice que sí» Risas nerviosas. «Ya, sí, bueno, ya sabes...la
normativa...pero en realidad lo usamos de almacén» Por si me quedan
dudas, me lo enseña.
Pido
la hoja de reclamaciones. Lo siento por la chica. Ella no tiene la
culpa, es evidente. La empresa sí. Y los de inspección, más. ¿Les
han untado para que firmen que la obra está hecha cuando en realidad
es un decorado?
¡Visibilidad
para los minusválidos! ¡Cómo se les llena la boca a los políticos
con ese tema! Sin embargo, los bordillos son altos, los accesos mal
construidos, las rampas con pendientes de mil demonios… ¡Un
poquito de respeto, por favor! Son personas, pagan impuestos, tienen
los mismos derechos que un ciudadano cualquiera. Que se note.
Es realmente indignante.
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