Odio
la ensalada de verano y las luces amarillas que alumbran el
extrarradio.
No
soporto las tulipas de las lámparas que anidan en las mesitas de
noche cada cuarto.
Odio
las neveras donde nunca hay nada, aparte de agua del grifo en
botellas de cocacola.
No
soporto a la gentuza que tiene perro en invierno y en verano va a la
calle porque sobra.
Odio
a los violentos que golpean encubiertos por la ley a sus familias en
sus casas.
No
soporto los mosquitos ni las ratas y el olor a sucio del que no
se lava.
Odio
al que se juega sin escrúpulo ninguno su sueldo en una máquina del
bar.
No
soporto a los que acuden los domingos a la iglesia y luego el lunes
son peor que Satanás.
No
me gustan las cadenas ni los lazos. No me gustan las fronteras ni
visados.
No
me gustan los anzuelos ni las balas, ni la ley sin la justicia en
el que manda.
¡Qué
le voy a hacer ,si con razón o sin razón,
aunque
tú me des la vuelta tengo el mismo corazón!
No
soporto a los que dicen « la letra con sangre entra». Con la
sangre yo no pienso negociar.
Odio
a los torturadores, pistoleros y asesinos. Les deseo cien años de
soledad.
¡No
soporto a los que hablan, siempre a gritos, por el móvil nada
más aterrizar el avión!
Odio
a los gallitos de gimnasio porque siempre desprecian mi sudor.
No
me gusta que me obliguen, sin brindarme explicaciones de porqué
si o porqué no.
No
me gusta ni que humillen a los toros ni la caza con hurón.
¡Qué
le voy a hacer, si con razón o sin razón,
aunque
tú me des la vuelta tengo el mismo corazón!
No
soporto a los ases del volante que a volar a dos cuarenta le
llaman su factor riesgo.
Me
parecen reprimidos y egoístas porque exponen mi pellejo y tu
pellejo.
No
soporto a los perros de la guerra porque se corren disparando su
cañón.
Odio
a los discjockeys asesinos porque siempre me joden la canción.
Añadiría:
Odio
a los que hacen del ruido su costumbre sin respetar a los demás.
Odio
a los que ensucian el espacio ajeno y te miran con desprecio si les reprochas la
verdad.
Odio
a los que educan a sus hijos sin valores.
Odio
a los que presumen de chulos y se ríen de la humildad.
Odio
a los que odian sin comprender cuán feo es el verbo odiar.
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