Con
motivo del día de las escritoras anduve curioseando páginas y
encontré a esta mujer sorprendente, de la cual sólo me habían
llegado rumores de que su marido la suplantó a la hora de firmar sus
obras. Confieso que la primera intención fue denominarlo «capullo»,
pero tras investigar ya no estoy segura de si, aparte de interesado
en dineros, se le pueden imputar más cargos.
Conocí
a Gregorio Martínez Sierra en mis libros de literatura del instituto
y por entonces no se mencionaba que suplantaba su mujer .Espero que los encargados de los planes de estudio hayan modificado
la referencia. Martínez Sierra fue un buen empresario teatral. Todo
lo demás queda en el limbo de la duda. Firmó un documento donde
declaraba la autoría de su esposa de la mayor parte de sus obras,
pero también dijo que trabajaban al alimón, cual hermanos Quintero,
Preston and Child, Eva Soler e Idoia Amo o las hermanas Urian.
¡Vete a saber!
De
lo que sí estoy cierta es de que no fue por cobardía por lo que
María no firmó con su nombre. Imagino que los retrógrados de la
época no querrían editar la obra de una mujer. Ahora, a la contra,
tengo un amigo que firma sus novelas románticas con nombre de chica
( extranjera, además) por sugerencia de la editorial. ¡Mundo de
locos!
Perdón
por el desvarío. Estaba con María. Nació en 1874 (¡ y falleció
en 1974! ), en el seno de una familia acomodada , y por toda lógica,
burguesa. O sea, que no les gustó que su hija escribiera. Sin
embargo, era políglota y estudió Comercio y Magisterio. Viajó por
Europa y conoció las ideas socialistas, convirtiéndose en una
ferviente feminista y luchadora por los derechos civiles en general
y de las mujeres en particular.
¡Imposible
creer que una mujer así temiera publicar con su nombre! Más bien
parece que mangoneó a su marido,porque si las cuentas no me fallan,
se casó a los 26 años con un señor de 19. En esa época, chocaría.
El caso es que , al año de matrimonio, empezaron a publicar y se
llevaron como veintidós de «yo escribo, tú firmas» ¡Me hubiera
encantado conocerla en persona y preguntarle por sus motivos reales! Publicó
en revistas literarias, participó en obras teatrales (Gregorio
dirigió el Teatro Lara), en guiones de cine... La nombraron
diputada en el Congreso de la República y agregada de comercio en
Suiza...Por supuesto murió en el exilio, en Buenos Aires, tras haber
recorrido un montón de países y haber seguido escribiendo, ya con
el nombre de María Martínez Sierra. ¡Incluso debió reclamar sus
derechos de autor a la hija ilegítima que Gregorio tuvo con una
famosa actriz ! Para escribir una novela con su vida, sin duda.
Me
he limitado a daros pinceladas para que, si os sentís tan fascinad@s
como yo, buceéis en las páginas de Internet y averigüéis más
cosas. De verdad que María de la O las merece. ¡A mí me ha dejado
con ganas de pillar una guija e invocar su nombre!
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