No
suelo ver televisión y cada día lo celebro más. Disculpadme si
ofendo a alguien pero no comprendo que la desgracia ajena mantenga a
la gente amarrada a la silla sin apartar la vista de las imágenes
morbosas. ¿Qué se saca de ver cuerpos destrozados en la calle,
familiares llorosos o gente asustada?
¿Qué
fue primero, la gallina o el huevo? ¿Qué primero, la audiencia o
los espectadores? ¿Quién delimita lo que es curiosidad o morbo? ¿
Es dar una noticia sensacionalista lo primordial en un periodista?
¿Ya no existe la ética profesional?
Quizá
porque esta semana me tocó vivirlo de cerca os puedo asegurar que
repugna que estés llorando la pérdida de alguien querido, que
estés acompañando a la familia y tengas tras de ti a los medios
queriendo saber cómo te sientes. ¿Cómo coño te vas a sentir?
¡Deseando que te dejen en paz! Si eres un famoso que cobra por
exclusivas allá tú con que te hagan la vida imposible, pero si eres
un ciudadano corriente y de golpe te ves inmerso en un drama lo
último que deseas es que vengan a ponerte una alcachofa en la boca y
quieran lanzarte a los lobos. Acoso a los vecinos, machaque
«desinformativo», fotos de menores ...historias que a nadie
importan y que ellos se empeñan en meter en cada una de nuestras
casas.
De
verdad, lo juro, cada día más feliz de no ver la tele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario