Confieso que me divertí en los
Goya. Y eso que me senté frente a la televisión con cierta
precaución.El año pasado se me atragantaron. Resultaron zafios a
más no poder. Pero Buenafuente tiene esa manera de decir las cosas
que provoca la sonrisa, si no la carcajada, por su sarcasmo. Imitó a
Groucho Marx y lo bordó, pero claro, él no tiene nada que
envidiarle al cómico americano. Se nota que soy seguidora del
catalán ¿no? En efecto. Cataluña produce delicatessen igual que el
resto de CCAA y los cómicos se les dan especialmente bien ( no voy
con segundas; esta vez no me refiero a los políticos).
Silvia
Abril estuvo a la altura de su dúplice pareja y condujeron la gala
con más altos que bajos. Las voces de Rosalía (maravillosa su
interpretación de una de mis canciones favoritas, “Me quedo
contigo”), Amaia, Rozalem, Judit Neddermann y la interpretación de
James Rhodes aportaron un ingrediente que aplaudo, darnos a conocer
las canciones nominadas en directo en vez de envasadas…
Valiente
la plana mayor de Carmen y Lola, por tratar el asunto de la
homosexualidad femenina en la etnia gitana, así como el discurso de
su directora, Arantxa Echevarría. Y ¿por qué no decirlo también?
La presencia de Maxim Huerta ofreciendo un toque de humor a su
meteórica carrera ministerial dando paso a los cortos.
La
única crítica que pongo a los Goya es que sólo un breve palmarés
de películas se lleven los premios. No lo entiendo. Si la producción
es tan grande, ¿por qué no se reparten entre más títulos? Hay
muchas que me han gustado y se han quedado fuera de las nominaciones.
El público somos bastante borreguil, vamos a lo hecho, así que
veremos las que nos ofrecen las carteleras y las críticas...Quizá
por eso se ve poco cine español, siendo tan bueno como el de otras
nacionalidades.
Muy
feliz con el triunfo de Campeones, a quien ya dediqué un artículo.
No por ñoñería ni falsa sensibilidad sino porque aborda un mundo
que tenemos al lado y no queremos reconocer, a no ser que nos ataña
de forma directa ( como todo, por otro lado). Me gusta que se dé
visibilidad a los hasta ahora “desheredados de la tierra”:
enfermos, mujeres, niños. Además, trabajaron tan bien que se
merecían llevarse esa alegría. Aún no he visto El reino, pese que
ardo en deseos de hacerlo porque Antonio de la Torre es un actor
como un piano, pero que se llevara mejor peli el tema de políticos
corruptos hubiera sido como una continuación del telediario.
También
reivindico que los cortos lleguen al público de las pequeñas
ciudades. Algunos tienen una pinta estupenda pero sería un milagro
que pudiéramos visionarlos. Y lo mismo con los documentales. Aún
conservo lista de espera de los del año pasado.
Poco
más. Agradecer a la Academia que sepa renovarse. Breve pero
contundente la reflexión de su presidente, Mariano Barroso. Aplausos
desde mi blog.
Una
última reflexión: veamos cine español. Sí, hay pelis malas, pero
también las exportan los americanos y nos las tragamos a saco.Las
hay buenas. Y muy buenas. Quedémonos con esas.
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