En este artículo pretendo
unir dos universos dispares que, no obstante, la casualidad ha unido.
Por un lado, felicitar a los alumnos y profesores del IES Donoso
Cortés de Don Benito, por el espectacular trabajo sobre Auschwitz
que han elaborado. Trataré más adelante de ello. Por otro,
sobrecogerme ante la noticia resaltada en la radio de cómo la gente
se hace selfies
en dicho entorno. O sea, ¿vas al campo, te pones delante de un
barracón donde gasearon a miles de personas, donde vivieron
hacinados hasta morir de formas crueles, te compras una camiseta con
imágenes del dichoso «pijama» y te haces la foto para decirle al
mundo que estuviste allí? ¿Estoy exagerando o nos hemos vuelto
locos? ¿La deshumanización es tan tremenda que sólo vemos un lugar
y no un ámbito en el que el sufrimiento aún debe palparse en el aire?
Jamás he querido pisar un
sitio así. Respeto a quien lo hace y veo la tarea realizado por esos
chicos de instituto muy interesante porque realmente pienso que no
debemos olvidar hasta qué punto el odio puede llevarnos a ser
salvajes. Hay que luchar contra esas peligrosas teorías que dicen
que esos campos son un montaje y que aquello no ocurrió. Tampoco me
cabe en la cabeza que podamos dudar de ello, pero de todo abunda en
la viña del Señor y la desinformación es muy mala. Incluso
conociendo la Historia, quienes lo visitan regresan apesadumbrados.
Un amigo me decía hace poco «Hay que verlo. No es igual mirarlo en
las películas que pisar ese suelo» Y será verdad, pero en serio
que no necesito acudir a un campo de exterminio para creer. Sufro
bastante con mi profusa imaginación. Por eso, me parece más
sorprendente lo de los selfies.
Hacerse una foto de «Estoy aquí». ¿Podrás olvidarlo? Entonces
¿Para qué la haces? ¿Quieres compartir con el mundo lo atractivo o
atractiva que eres en ese instante? ¿Te has parado a pensar en cómo
te habrías sentido si te hubiera tocado a ti estar en ese mismo
lugar, pero siendo un prisionero? Lo dejo a la reflexión. (No hablo
de fotos; hablo de selfies,
conste).
Ahora prefiero desmenuzar
algunos de los datos de los estupendos paneles que los alumnos de los
que antes os hablé han expuesto, primero a sus compañeros en el
instituto y luego al resto de interesados, en el Museo Etnográfico.
Comienzan con el
adoctrinamiento de la población alemana. En un cartel, se ve el
horario de las chicas, en el cual las clases de geografía, canto o
ciencia doméstica se alternan con las de estudio de la raza, higiene
biológica y eugenesia – léase: Aplicación
de las leyes biológicas de la herencia al perfeccionamiento de las
especies vegetales y animales. También
un juego de mesa llamado Juden
raus (judíos
fuera), en el cual cada jugador debe conseguir seis sombreros dando
ideas de cómo expulsar a los judíos de una ciudad amurallada. Un
entretenido monopoli, vamos.
Siguen los datos
contándonos cómo en Auschwitz fueron asesinados 1.100.000 personas
entre judíos, polacos, prisioneros soviéticos, gitanos,
homosexuales, testigos de Jehová, etc. (Esto igual debería contar
para que los israelitas actuales no monopolicen el exterminio y lo
consideren una justificación del que ellos practican ahora con los
palestinos. Lo cual deja en entredicho la idea de que de la Historia
se aprende, por más que me duela)
Sobre las condiciones de
vida, habitabilidad, enfermedades contraídas, torturas, experimentos
salvajes, gaseado, etc, voy a pasar de largo ya que lo doy por
sobradamente conocido. De no ser así, acudid a las redes, que
contienen abundante información.
Pero sí quiero recalcar
los 4 pasos que ellos han diferenciado: prejuicio, discriminación,
exclusión y exterminio.
Con los tiempos que corren,
las ideologías que toman vuelo estos días y los campos de
refugiados… ¡Pavor me da imaginar un paralelismo!
También he visto últimamente un vídeo que enseñaba la cola de alpinistas que han colapsado la cima del Everest para hacerse un selfie tocando el techo del mundo. Supongo que la mayoría nunca han subido a la colina que hay detrás de su pueblo para admirar los campos de amapolas en flor....que mundo!
ResponderEliminarTraduzco este texto que me envío un sobrino.
" Llevamos en nosotros nuestros antepasados y las futuras generaciones. Alegría, paz, libertad , armonía, no son un asunto individual.
Cada uno de nuestros pensamientos, de nuestras palabras y de nuestros actos tiene un efecto sobre nuestros antepasados y sobra las generaciones futuras y se repercuta en todo el universo. Cada paso que damos con plena conciencia inscribiendo sobre la Tierra libertad y felicidad, lo hacemos para todas las generaciones pasadas y futuras."
Gracias, Sergio. Me temo que no se puede luchar contra los tiempos pero al menos, tampoco podemos callar ante lo que consideramos "tontuna humana"
Eliminar