Como ya sabéis quienes me seguís, hace unos días se inauguró en Don Benito una exposición de mi amiga Sandra Lázaro. Para quienes no tenéis la oportunidad de conocer su obra en directo he decidido mostrárosla, por si alguno estáis interesados en contactar con ella y si no, simplemente para que la disfrutéis.
Añado, además, el breve prólogo que escribí para su catálogo.
La pintura no es una simple
cuestión de técnica. Si le falta el alma, se queda en una lámina
bella que admiras y olvidas. Lo fundamental es que al ver el lienzo,
vibremos con lo que transmite, que nos llevemos el recuerdo de esa
impresión y nos regodeemos en ella después.
Esa es la sensación que
provoca Sandra Lázaro con su obra. Emociona. Enamora. Encandila.
Lo consigue porque ella no
traza imágenes sin más. Las plasma con esa magia que caracteriza a
toda su persona, la que emite buenas vibraciones, la que al mirarte
adivina tus luces y tus sombras.
Sandra tiene el don de regalar
paz y alegría. Con sus cuadros y sus palabras. Lo dice alguien que
lo sabe bien, que la conoce y admira.
Con Sandra estalla la luz,
porque sus ángeles y sus alas invaden las retinas de los que somos
sensibles y apreciamos su talento.
Espero que tengas la fortuna
de compartir esa emoción.
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