Si
hubiera nacido estadounidense,
Emilio Herrera Linares
(Granada,
1879-
Ginebra, 1967) sería
conocido en todo el mundo a través de mil y una películas. Pero
tuvo la “desgracia” de
ser español y además,
sentirse orgulloso de ello, y aquí lo tenemos,
anónimo para los profanos de la aeronáutica de
no ser por un capítulo de El ministerio del tiempo.
Ya
habíamos comentado en casa que es una pena que semejante serie no
haya tenido más éxito, con lo educativa a la par que lúdica que
resulta, pero claro, con el modo de aprender
hoy la Historia, a la mayoría de los televidentes le sonarán a
chino los personajes que
aparecen. ¡Qué
decir de los jóvenes! Con
mucha suerte les sonarán
Carlos V
e Isabel la Católica porque hayan
visto el anuncio de
sus series! Pero ¿Picaso?
¿María Estuardo? ¿Conde Duque
de Olivares?
… No sé, no sé.
Y
ahí estoy yo, disfrutando de la
última temporada (bastante floja, a qué negarlo) y aparece junto a
Einstein ( en una visita a España en 1923 de la que no tenía ni
idea) el protagonista de mi artículo. ¡A flores me quedé! No
obstante, como curiosa que soy,
investigo y me encuentro a un señor con un currículum
impresionante.
Por
eso estoy aquí, para dejaros una
reseña, por si os puede interesar.
Emilio
Herrera se formó como
ingeniero militar y destacó como aviador y científico. Presidió
el Gobierno de la República desde su exilio en Francia de 1960 al
1962,
donde vivió entre grandes estrecheces por mantener su orgullo y no
ceder a las invitaciones tentadoras
de otros gobiernos.
Su
juventud estuvo marcada por la aventura:
en 1905 se subió a un
aerostato para observar un
eclipse solar, en 1906 quedó segundo en el Gran Prix de París, en
1909 presenció una
exhibición de los hermanos
Wright en Alemania y
en
1914 realizó
el primer vuelo entre y África y Europa ( ruta
Tetuán- Sevilla).
Aparte
de luchar como piloto aviador en las guerras del Rif, en 1915 acudió
a EEUU para comprar aviones y organizar en nuestro país la primera
escuela de pilotos de hidroaviones. En 1929 los alemanes le invitaron
a circunnavegar el planeta en un Zeppelin.
Participó
de todos los inventos aeronáuticos españoles y creó
en Cuatro Vientos el
embrión de lo que ahora es el Instituto Nacional de Técnica
Aeroespacial.
Su
ingenio decisivo
fue
la escafandra estratonáutica , precursora
del traje espacial. Tanto fue así, que la NASA le
ofreció participar en el
proyecto a la Luna y lo rechazó
porque no aceptaron
su condición de poner, junto a
la americana, la
bandera española si alcanzaban
su propósito. Sin
embargo, la NASA tuvo la
gentileza de regalar, a título
póstumo, una roca lunar de la que hizo entrega el mismísimo Neil
Armstrong a uno de sus
ayudantes.
Colaboró
con los franceses en la ONERA y
fue consultor de física nuclear de la UNESCO hasta que la ONU aceptó
acoger a la España de Franco
como miembro. Pese a su espíritu católico, se mantuvo leal a la
República
hasta su muerte, en 1967.
¿Tiene
o no tiene perfil de héroe semejante personaje?
Pero
aquí andamos, sin pajolera idea de su vida y milagros, excepto por
una serie de TV, y eso, de milagro.
Como
colofón, contar que defendió con entusiasmo el esperanto, con la
esperanza de hallar una lengua que ayudara a entenderse a todo el
mundo, y engendró a un conocido poeta y novelista, José Herrera
Petere, compadre de Miguel Hernández.
Sus
huesos estuvieron en el exilio hasta 1993, fecha en que regresó a su
Granada natal. Eso sí, el Gobierno español no reconocería y
devolvería a su familia los premios que recibió a lo largo de su
vida, y que Franco le retiró, hasta 2019. ¡ Mejor tarde que
nunca!Pero ya les vale...
Lo
dicho, de nacer americano, se le conocería a nivel mundial. Espero,
con este artículo, haber reparado el desconocimiento que la mayor
parte de los españoles tenemos de gente que merece la pena.
A
mí, particularmente, me ha enorgullecido conocer sus logros. ¡Ojalá
pudiera usar una de esas puertas del Ministerio para acudir a su
época y darle un abrazo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario