Te añoro.
Con la lucha en las venas
y el alma sedienta de aventuras nuevas.
Pero te añoro.
Con la sonrisa fresca
que tanto amabas,
con la energía de hacer lo que corresponde.
Pero te añoro.
En las tardes de domingo.
En las series compartidas.
En los libros simultaneados.
En las noches largas,
al calor de tus bromas y tu frío.
Te añoro.
Es difícil digerir que ya no estás,
que no reiremos al compás
ni lloraremos con las mismas cosas.
Por más que tu presencia me consuele
y me caliente el alma.
Te añoro.
Que bonito Mercé y qué conmovedor. Un abrazo enorme que te arrope para cualquier momento en que lo necesites
ResponderEliminarRecibido, Kaoche.
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