No temas si la vida
te manda algo inesperado, tan glorioso que ni poder crees
que sea posible.
No temas,
a veces sucede:
una mirada,
un rayo de esperanza,
una sonrisa;
esa cría que se balancea en el columpio
y te regala su felicidad;
ese emoticono que te envían
por sorpresa,
ese “Te quiero” que alguien suelta en una frase.
Guarda esos instantes.
Atesóralos con presteza
para cuando te hagan falta.
Son bienes que el alma registra
y, cuando los necesites,
evócalos.
La vida es hermosa
si la trabajamos cada día.
La serenidad no se regala impunemente.
La vamos creando nosotros.
Celebro el día de la poesía, 21 de marzo, con esta creación de poca monta; me daba reparo copiar a los grandes.
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