Pocas veces han estado tan en peligro los derechos de igualdad conseguidos por las mujeres, pocas veces la manipulación y la desinformación ha logrado crear esa visión de que las mujeres somos enemigas de los hombres, de sus valores, de sus necesidades. Estábamos tan felices pensando que la sociedad había entendido que lo único que buscamos las feministas es vivir en igualdad y no en supremacía, y nos hemos despertado de golpe con la noticia de que son los más jóvenes, hombres blancos, los que votarían por borrar de un plumazo todo eso.
¡Lo que hubiera dado Goebbels por tener un Instagram, un X, un tiktok…! Si con solo la prensa y la radio logró convencer a los alemanes de tantas barbaridades, qué no habría hecho con estos medios, llegando sobre todo, por desgracia, a los más jóvenes. No creo que ellos sean idiotas, aunque de todo habrá, pero son influenciables. No se dan cuenta, pero que ahora tantos piensen que las chicas son inferiores, que pueden llamarnos zorras a las feministas, que se crean con derechos sobre sus parejas, no ha salido de sus mentes; lo han aprendido del único medio que les llega al cerebro: el móvil. Me pregunto qué pensarán esos jóvenes, de corazón, al imaginar que su madre ya no pueda ejercer un oficio sin permiso de su padre, que su hermana haga lo que su novio cree conveniente y no tenga la libertad de denunciarlo por agresión de cualquier tipo...¿Saben ponerse en la piel de otras personas? ¿Tienen empatía? O piensan que esas cuestiones están bien para hacerlas pero no para que se las hagan a él o los suyos?
No se puede «vender» el mundo del feminismo como el de un grupo de locas, lesbianas, feas, resentidas y cabreadas contra los hombres porque no es verdad. Cualquier mujer con dos dedos de frente es feminista porque lo único que queremos es ser tratadas como los hombres, en igualdad de condiciones. Es imposible que las mujeres que hemos vivido en libertad, disfrutando de independencia en todos los sectores de la vida, vayamos a aceptar lo que tuvieron que vivir nuestras madres, en casa y «con la pata quebrá», como se decía; no vamos a pedir permiso a un padre o un marido para tener dinero, comprar un coche o estudiar. Si creéis eso, estáis equivocados, chicos que seguís el ideario fascista. Nadie nos va a callar, porque ya callaron nuestras madres y abuelas, porque muchas «locas» se dejaron la piel en el camino para que ahora disfrutemos de beneficios, que no son otros que los que los hombres, por el mero de serlos, tuvieron siempre. Pensadlo bien.
Tampoco deseamos una guerra de género; ya tenemos suficiente pavor con la situación política actual. Usemos la cabeza y busquemos el entendimiento. Pero no guardemos silencio porque los que quieren cambiar el orden actual, que tanto nos ha costado conseguir, no lo harán; seguirán con sus insidias, con sus mentiras…
Padres, hablad con vuestros hijos, explicadles que no se pueden creer todo lo que ven o escuchan, ayudadles a discernir la paja del grano...Tenemos mucho en juego: una sociedad libre, tolerante, respetuosa. En paz.
Hay quien opina que no es necesario tener un 8 de marzo para celebrar el día de la mujer...Está claro que yerra. Queda mucho por hacer.

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