Esta
semana, un año más, se ha celebrado el día de la mujer. Desde que
comencé este blog he dedicado un artículo al tema en estas fechas
y hoy no podía ser menos.
Quiero
homenajear en primer lugar a unas mujeres asombrosas, que realizan
una labor valiosa – no para ellas sino para sus semejantes –
prestando su auxilio en amplios campos de necesidades ; me refiero
a “las hermanas del Buen Pastor”.Podría ser cualquier otra
congregación, pero con ésta me he pasado casi veinte años de mi
vida codo con codo y he asistido a su día a día, de veinticuatro
horas disponibles, de sonrisas atentas, de cariño verdadero a sus
semejantes más desfavorecidos. En Badajoz, Isabel de la Riva creó
una escuela para alfabetizar a mujeres sin recursos y sus compañeras
organizaron un taller de confección textil que ha ayudado a muchas
familias, tanto a llevar ropa de calidad como a buscarse el sustento
de diferentes modos; pero sobre todo, se ha aumentado la autoestima
de dichas mujeres, que es el fin principal en este tipo de proyectos.
Se han dejado la piel cuidando enfermos, ayudando a inmigrantes,
proporcionando alimentos...Lo dicho, una tarea que hacen con humildad
y sin que apenas nadie se la agradezca, pero que no puede caer en el
olvido. ¡Ni qué decir de los años pasados en el extranjero, no ya
evangelizando sino llevando salud y educación a tantos pueblos! Os
trajisteis enfermedades y tristeza por abandonar personas que
significaron tanto para vosotras... ¡Escuchar a Paulina era
encogerse el corazón...! A todas ellas, las que aún siguen y las
que ya se fueron, gracias. Da igual lo que os mueve - para ésta
medio atea - lo importante es lo que hacéis.
En
segundo lugar, quiero homenajear a las personas que sufren
enfermedades difíciles - ¡qué tontería, cómo si hubiera alguna
fácil! - Me refiero a mujeres como Ángeles Hernandez, con quien
tengo la fortuna de compartir vivencias desde hace muchos años; una
persona que me ha demostrado que “querer es poder”, que una silla
de ruedas no condiciona a una mente lúcida y ansiosa de seguir
aprendiendo y disfrutando; que una enfermedad limita, pero no
paraliza. Su deseo de disfrutar de la vida es contagioso, su ánimo,
su fortaleza. Me ha dado tanto impulso a través de los años, me he
atrevido a tantas cosas gracias a ella, que sin su presencia yo no
sería quien soy. Valoro cada movimiento que realizo como si fuera
una bailarina ¡porque tengo dos piernas para usar! , valoro mis
manos y las obligo a ser hábiles, que para eso funcionan...y, sobre
todo, valoro mi capacidad de independencia, que es algo en lo que no
solemos fijarnos. Ella tiene esclerosis múltiple, pero conozco
personas sanas que padecen esclerosis cerebral, que se derrumban a la
primera de cambio y no son capaces de afrontar los problemas...La
vida es una lucha, de eso no nos libra nadie; pero si lo hacemos a
corazón abierto, con coraje, como las mujeres que protagonizan mis
novelas y las que me gusta leer, el mundo avanzará con energía
positiva.
Para
todas las mujeres que mantienen esa actitud ante la vida, que viven
sus momentos a través de los demás, que son capaces de sonreír
frente a las adversidades...¡Feliz día de la mujer y feliz año!
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