Un hombre solo
frente al mar, absorbiendo la fuerza del océano que refleja el color de sus ojos claros , imbuyendo de energía su
espíritu rebelde aún hoy, después de negar durante tantos años que lo común no
va con él, que tiene madera de líder, que le va el riesgo y la aventura, que le
aburre soberanamente la realidad
cotidiana. Se esconde tras un halo de humildad pero es gallardo y
arrojado. Sólo mirando a través de sus iris azules puedes percibir ese toque de
vulnerabilidad...su ternura que, pese a esconderla, a todos los que le amamos nos salpica.
Sus pasos dejarán
huellas en la arena; el sol que calienta
su cabeza y morenea su piel matizará la ira de sus palabras cuando de conversaciones
transcendentales se trata. Porque es un ídolo con pies de barro, como
todos; tan humano que la inmensidad de
una playa lo engulle como un ser invisible.
Con todo el amor que mereces.
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