Me miraste,
de ese modo absurdo
que se miran las cosas que se desean mucho;
traspasaste mi
coraza
con tan simple
anhelo.
Lograse que pensara
«¿quien será ese hombre?»
y tras la pregunta
viajó la zozobra por el sabor de tus besos.
Una mirada y
trastocaste todo.
Una mirada y
rompiste el hielo.
Dudé si era fácil
o tonta de remate
pero te colaste en
mis sueños
y allí te quedaste.
Te alojaste en mi
casa y en mis sentimientos,
marcando territorio
con tus ojos negros.
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