Asisa
es una niña de seis años que llega a España a pasar dos meses de
verano. Una niña que se pregunta si se puede soñar grande o debe
soñar pequeño…
Una niña que, al llegar, siente pánico ante lo desconocido : el
avión, el agua, los edificios, las escaleras...pero que regresará
al campamento donde mora su familia enamorada de la música, del
cine, de las palomitas, de los helados...Recuerdos que formarán
parte de su vida para siempre, así como el cariño que generó y el
que se lleva consigo.
De
la experiencia de esta niña ( e imagino que del contacto con muchos
niños más) y de la relación de las dos autoras con ella surgió
este precioso libro: Sueña
la arena con hacerse viento.
Es bello en el contenido y en las imágenes. El primero es obra de
Marisa González Gutiérrez y las segundas de Carmen Sánchez
Morillo. Lo ha publicado la editorial BADIBI-DÚ y podéis
encontrarlo en cualquier plataforma a un módico precio.
Marisa
González Gutiérrez es extremeña, de Montehermoso, profesora de
Lengua castellana y Literatura en Cáceres.
Carmen
Sánchez Morillo es de Vitoria. Licenciada en Comunicación
audiovisual y profesora de Imagen y Sonido en Cáceres. No es su
primer trabajo como ilustradora, ya ha realizado exposiciones de su
obra con anterioridad, aunque desde luego este es un proyecto muy
personal puesto que fue ella quien acogió a Asisa en su hogar,
dentro el programa Vacaciones en Paz.
Para
quien quiera saber más sobre este programa os remito a la web de
CEAS-Sáhara. Está muy extendido por toda España; con excepcional
éxito en Extremadura, y con mucha aceptación en Don Benito, mi
ciudad, de lo cual me siento especialmente orgullosa pese a no haber
participado en él. Conozco a personas que sí lo hacen y su
felicidad al transmitir los sentimientos que les provoca la
convivencia con los niños resulta contagiosa.
Más
de una vez he estado atenta al debate que se suscita acerca de la
conveniencia o no de mostrarles a los niños un mundo tan diferente
del suyo, al que deben regresar sin remedio; pero sopesando los pros
y los contras me apunto , decididamente, a traerlos. Ventajas:
sacarlos por un tiempo del infierno en que viven ( físico y
sicológico), recibir reconocimientos médicos y tratamientos cuando
son necesarios, darles un equilibrio alimenticio para recuperar los
nutrientes de los que carecen, fomentar en ellos el aprendizaje del
castellano, crear vínculos con el pueblo saharaui y difundir su
causa. Y lo mas importante: hacerles
felices.
Todo
niño merece ser feliz. ¿Por qué un niño saharaui no?
¿Enviarías
a tu hijo/a a un campamento de refugiados a pasar el verano? ¿Crees
que tu hijo/a es diferente de esos niños? ¿Tienen ellos la culpa de
que les tocara nacer allí?
Es
un impulso humanitario responder al reto de proporcionar felicidad a
los niños de todo el mundo.
No lo dudes, si quieres hacer un precioso regalo navideño: Regala “Sueña la arena con hacerse viento”.
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