"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 12 de marzo de 2020

Ser mujer


Ser mujer es, a día de hoy, mucho más que una cuestión de género.
Llevamos a nuestras espaldas el compromiso de no permitir un retroceso en los avances conseguidos por nuestras antepasadas y la obligación añadida, de mejorar aquellas cotas que aún no se han alcanzado. Vivimos en una sociedad mucho más compleja que nuestras madres o abuelas, pero no solo por las nuevas tecnologías; nos enfrentamos a la desidia de gran parte de la juventud que está “sobradamente preparada” pero muy poco “valorada”.
Antes, la mujer apenas estudiaba. Ahora, estudian todas las que quieren. Antes, se las veían canutas para trabajar; ahora, también, pero con el añadido de que en el pasado sólo optaban a equis cualificaciones y en la actualidad pueden alcanzar incluso la presidencia del gobierno.
Disponemos de libertad sexual, pero siguen existiendo “las manadas”; se disfruta de libertad de movimiento, pero escasea la economía y las jóvenes son más dependientes de la familia, convirtiéndose en cargas y además, creyéndose merecedoras de ese derecho.
Se ha olvidado bastante el espíritu de sacrificio que caracterizó a nuestras madres y abuelas, y a esas otras mujeres que, aun teniendo posicionamiento social y económico, lucharon por el derecho al voto de TODAS las mujeres, ricas y pobres, que sufrieron cárcel y acoso y derribo por parte de una sociedad que no entendía qué quieren las mujeres.
Muchos hombres se lo siguen preguntando. Y lo que es peor, algunas mujeres. No obstante, la cuestión es bien sencilla. Basta ver los gráficos de los sueldos en las empresas privadas, del género de personal activo que está trabajando y el que está en paro, de la asombrosa abundancia de embarazos no deseados pese a una supuesta información sexual, del retroceso en memoria de historia de género ( alucino con lo poco que saben las jóvenes de la escasez de derechos de las mujeres hasta hace dos días),de la invasión de lecturas de empotradores machistas, de propuestas educativas para separar géneros, etc, etc.
¿Quedan cosas por hacer? Ingentes. Unas porque se relegaron al olvido, otras porque jamas se consiguieron.
Ser mujer sigue siendo complicado hoy día. Eso sí, también resulta fascinante para las que amamos los retos. De corazón, espero que seamos muchas.
                                                              ¡Feliz mes de la mujer!

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