"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 26 de octubre de 2023

NOCHE OSCURA

 

 


Miro las estrellas,

y no están.

Se han marchado a otra galaxia,

horrorizadas por la acción del ser humano.

Llevan milenios brillando

y aún no entienden a esas criaturas

que se asientan en el  planeta  Tierra.

Nos observan desde su particular zona de confort

y no comprenden que destruyamos la nuestra,

que seamos feroces, dañinos, ruines.

Mientras ellas se gastan donando luz,

los humanos lo hacemos creando oscuridad.

Las guerras forman parte de nuestra historia

desde el inicio de los tiempos...

y seguimos sin aprender.

¡Absurdos homo sapiens!



jueves, 12 de octubre de 2023

"AMIGOS MARAVILLOSOS"

 

Esto de hacerse mayor es lo que trae: sólo se te ocurre contar batallitas. Sin embargo, vienen a cuento del fin de semana que he pasado en un enclave magnífico, en medio de la naturaleza, excepto por la falta de agua que mantiene a los pantanos en mínimos.

La historia empieza allá por el verano del 80, cuando conocí a un grupo de gente que tenían un nexo en común: la parroquia y el coro en el que cantaban. Justamente ese otoño yo iniciaba mis estudios de Magisterio en Badajoz aunque ellos, más pequeños, seguían en el instituto. Pero eso no impidió que las cartas (ese tipo de comunicación desconocido hoy día), fueran y vinieran y que mi fin de semana al mes regresando al pueblo resultara una dosis de felicidad.

Esa época fue el inicio de una larga amistad, la que nos ha llevado este fin de semana a celebrar los 60 años de los que nacieron en 1963, que son unos buenos cuantos.

Ya celebramos los «gloriosos 50» y nos fue muy bien; estuvimos casi todos; esta vez nos reunimos algunos menos (gracias a Dios, no por ausencia definitiva), pero hemos decidido que igual lo repetimos en cinco años, porque no sabemos si estaremos vitales para los 70. Es costumbre arraigada la de pegarse paliza senderista para después resarcirse con buen vino y mejor comida. Aunque lo que nos une, por encima de todo, es el cariño y la música. Inolvidables siempre, en cualquier reunión, los momentos de pillar una guitarra y entonar a nuestros cantantes favoritos. ¡Gracias, Amparo, por esa voz que Dios te ha dado!

El grupo original lo formábamos unos doce, pero ha ido aumentando, al sumarse las parejas, hasta los veinte. Lo extraordinario – a ojos ajenos, porque para nosotros resulta bastante normal – es que llevamos siendo amigos más de cuarenta años, sorteando la dificultad de la distancia : nos repartimos geográficamente por Sevilla, Cáceres, Badajoz, alrededores de Madrid y Don Benito. Pero «siempre estamos». En lo bueno y en lo malo. Hemos compartido cumpleaños, bodas, bautizos, separaciones, entierros de familiares, fiestas de Nochevieja, vacaciones, días de playa y montaña… risas y llantos, enfados y reconciliaciones.

No es difícil por ello que me guste presumir de amigos, buenos amigos, de esos con los que tienes una bronca porque piensas diferente pero al rato estás de broma porque el cariño lo vence todo.

Nos denominamos en WhatsApp « Amigos maravillosos». Nos lo pusimos de broma, pero de verdad lo somos. Formamos una familia fuera de nuestras respectivas familias, y conocemos los entresijos unos de otros, porque no podría ser de otro modo después de cuarenta años.

Tengo derecho a presumir de amigos porque pocas personas disfrutan de esa energía que proporciona el hecho de «formar parte de un todo tan especial».

El tiempo ha pasado sin darnos cuenta. Somos los mismos, en esencia, que aquellos que empezamos, aunque ahora hay parejas nuevas, parejas rotas y parejas que permanecen. Y los hay desparejados. Pero nos sentimos los mismos. Basta que suene una guitarra, compartir una comida, una cerveza, una conversación.

Nos hermana el AMOR, con mayúsculas, el que se reconoce en un gesto, una sonrisa, un brindis...Vibra la magia cuando estamos juntos.

Hoy escribo para mis íntimos, para esos que me llevan acompañando en las alegrías y las penas. Como un matrimonio, que a veces te encanta y a ratos te irrita; pero que ya, como decían en nuestra parroquia, será «hasta que la muerte nos separe».


Son mis amigos


En la calle pasábamos las horas


Son mis amigos


Por encima de todas las cosas…

 


Gracias, Amaral, por ponerle música a mis sentimientos.