"Si pudiera dormir rodeándote con mis brazos, la tinta podría quedarse en el tintero" (D. H. Lawrence)

jueves, 15 de febrero de 2024

VAMOS POR EL SEXTO CERTAMEN!!!!

 


                                                          SANSÓN CARRASCO

EL CUERPO INMINENTE

Laura, querida mía:
 
Como podrás comprobar, soy un romántico incurable: he decidido volver al papel y a la tinta (aunque no te escribo con pluma de ganso sino con bolígrafo: ya hubiera sido demasiado “retro” que una pluma me hiciera cosquillas en la barbilla). Esta carta de seguro sorprenderá a los empleados del correo, quizá sea la primera misiva material y transoceánica en décadas que imite la travesía del migrante. Después del e-mail, los teléfonos móviles y las cámaras web, ¿quién querría reinventar la carreta?
¡Pues yo! Esta carta que emborrono me recuerda a nuestra correspondencia de noviecitos, y quizá sea por esa nostalgia de los años felices que regresé a lo simple.
¡Qué felicidad escribirle a la amada lentamente, con letra clara y fluida! No estábamos apurados entonces. Vivíamos, ¿lo recuerdas?, a sólo quince kilómetros de distancia, y más rápido habríamos hecho subiéndonos a un autobús. No obstante, ¡con cuánta alegría nos carteábamos, con cuánta emoción esperábamos el timbrazo del cartero!
 
Dejo una línea en blanco para marcar la larga elipsis: hace cinco días que interrumpí esta escritura. Verás, los encargos que me llegan no me dan respiro, y a la noche caigo rendido en una cama para uno. Pero siempre pienso en ti. Te llevo conmigo adonde vaya como un tatuaje en la piel. Ojalá me respondas de esta misma manera, y empapes el papel con tu perfume, como cuando novios, y yo pueda aspirarte a la distancia, venciendo los diez mil kilómetros y el océano que nos separan. ¿Cuánto tardará en llegar esta carta? En nuestros tiempos acelerados yo elijo la paz del trazo manual, la mano que, diestra, envuelve al bolígrafo como un capullo y dibuja las palabras. Mi letra cursiva se ha vuelto algo temblorosa por la falta de práctica, pero me transporta a la patria perdida de la infancia, al escolar que fui. 
Suena el timbre ahora. No es el recreo de la escuela sino mi cliente de las cuatro. Hasta pronto.
 
Retomo esta misiva tantas veces interrumpida como nuestra vida en común. Ha pasado otra semana de clientes frenéticos. A propósito, ¿cuánto duró nuestra vida de casados? ¿Tres meses? Después vino la oferta laboral “irrepetible” (así la llamamos para consolarnos), el tramiterío en la embajada, los abrazos en el aeropuerto... Cinco años han pasado ya, cinco dolorosos años hablándole a la vídeo cámara de nuestro móvil como si fuera un oráculo, simulando una sonrisa de cercanía artificial que nos ofrece el espejismo de la tecnología. Tal vez por eso haya elegido el papel, para desquitarme de ese aparatito. Tal vez por eso demore masoquistamente la llegada de estas buenas nuevas que aquí te envío. ¿Pero cuáles son, te preguntarás? Ansiosa, te imagino saltándote los párrafos como hacías con las novelas de suspenso. Si éste fuera un e-mail, en el “Asunto” iría la palabra mágica, esa que empieza con v y termina con a... 
Suena el timbre. Seguramente es el propietario que viene por el alquiler. Hasta luego, mi amor.
 
Regreso, sentado otra vez a la mesita que hace las veces de escritorio. Son las dos de la madrugada y me caigo de sueño, pero estoy decidido a terminar esta carta. Se
me acaba el papel (dos folios, no más) y debo darte el anuncio. ¿Para qué te escribía? Ah, sí: para anunciarte que he culminado con los trámites de tu visa. ¡Te vienes a vivir conmigo a La Villa! Pues que en la matriz de esta península nos reencontraremos, al fin.
Ya te enviaré el dinero para el pasaje. Vuela hacía mí lo antes posible.
                                                       Tuyo, Sansón.
 
P.D.: ¡Espera! Otra vez el timbre me interrumpe, pero esta vez es tu perfume el que se cuela por debajo de la puerta. Corro a abrir, ilusionado con que esta carta no necesite despacharse.
 
 
 
Esta es la carta de Maximiliano Sacristán, argentino, que participó con el seudónimo de Sansón Carrasco y ha ganado el VI Certamen de cartas de des/amor "Mercedes Gallego". 
¡Enhorabuena por su estupendo trabajo!

jueves, 1 de febrero de 2024

ARDE PALESTINA

 

Arde, y lo hace por todos sus costados, de norte a sur y de este a oeste, pero ¿ a quién le importa? A los cuatro ilusos que nos manifestamos en las calles del mundo, parece ser.

Hubo un clamor mundial cuando cayeron las torres gemelas y murieron 3000 personas, pero ahora mueren 13000 niños y otros miles más de mujeres y hombres y ¿ a quién le importa? ¡Son árabes! ¿Dónde están nuestras conciencias?

No es el primer genocidio al que asistimos impertérritos, ya lo sufrieron los armenios, los tutsi, los camboyanos, los bosnios...y tantas otras culturas que nos importan un pimiento. Eso, hablando del siglo XX, de los anteriores para qué contar. Los europeos hemos ido de prepotentes por el mundo, haciendo y deshaciendo a nuestro antojo, eliminando pueblos y fronteras cuando nos interesaba.

Es lógico que la Historia se enseñe tan mal. No interesa que se sepa.

Israel es un pueblo de la Biblia, que tuvo su terrenito allá en Palestina, compartido con otros grupos étnicos y religiosos. Esa tierra ha pasado por tantas manos que es imposible precisar al primer pueblo establecido, desde los egipcios hasta los otomanos, pasando por los romanos o los persas… hasta que llegaron los británicos para terminar de fastidiar el cuadro. Estamos hablando del siglo XX. Y aparecen los sionistas, para crear un estado propio porque estaban hartos de vagabundear por el mundo. Pero, ojo, ser judío era una religión no una nacionalidad. Hasta 1948 no se asientan en el territorio, con el beneplácito de Europa, Estados Unidos y Rusia y con nuestra prepotencia católica, apartamos de un manotazo a los árabes y permitimos que se cree un nuevo reino. De ahí a la guerra continua solo hay un paso.

Pero digo yo, si en cualquier territorio viene un pueblo extraño y se asienta en el nuestro y de una patada nos lanza a una esquina...¿nos quedamos tranquilos?

A España la invadió Francia y se armó el dos de mayo. Ya me contarán por qué en Palestina es distinto.

¿Fueron terroristas los españoles?

La Historia es curiosa. Depende de cómo queremos ver las cosas. Pero al menos, seamos críticos.